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Mucho tiene de magia y milagro la Cuarta Transformación.
A pesar de haber sacrificado una gallina en el agujero comunicante con la entraña de la Madre Tierra a quien se le pidió permiso para hacer el Tren Maya, el dichoso ferrocarril se descarrila a las pocas semanas de su parcial inauguración –sin otras consecuencias, más allá del ridículo–, porque pusieron mal los tornillos, según dijo el señor secretario de la Defensa, el excelentísimo general Crescencio Sandoval.
Exactamente igual al dictamen en el Metro de la Ciudad de México, cuya línea Dorada se vino abajo (construida por un conspicuo tetramorfósico cuando este rollo se llamaba PRD). Si a este le fallaron los pernos, al otro se le enchuecaron los tornillos. La próxima circunstancia accidentada será por no poder siquiera meter un clavo.
Y eso solamente nos aclara una cosa: la izquierda de este país no sabe poner correctamente ni un perno ni un tornillo. Todo lo demás es el salivoso mensaje para encubrir la ineptitud.
La explicación del señor general se parece mucho a las de mi amigo “El estopas”, un mecánico cuya genialidad no consiste en reparar los autos sino en explicar porque las reparaciones duran solamente un día.
“Es que…, comienza diciendo siempre, no teníamos la pieza…”, termina explicando la utilidad del alambrito supletorio.
Dijo el general:
“…Este sistema es automatizado, pero todavía no tenemos completo el sistema y se hace de manera manual, personal de garroteros son los que hacen esta operación. Estos aparatos se llaman clamps, son fijadores de lo que es el aparato de vía. Entonces, desconectan el aparato, el clamp, hacen la modificación del aparato de vía, lo ajustan para que pueda realizar su actividad el tren. Esto fue lo que se encontró, que la sujeción de este clamp no era el adecuado, no estuvo sujeta para que pudiera realizar su operación normal…”
Y si al principio decíamos, algo tiene la 4T de magia y milagro, hemos visto, en otro punto de nuestra accidentada geografía, un milagro no repetido desde Lázaro quien según Juan (11: 41-44) fue regresado de la muerte cuatro días después.
Pues la 4T superó tal prodigio, pues al señor Adrián Guerrero (candidato a regidor en Celaya, Guanajuato, presente en el atentado mortal contra Gisela Gaytán, candidata allí a la presidencia municipal), “lo mataron” (declarativamente), la señora Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad (de veras) y el simpático Ricardo Sheffield candidato al Senado, a la voz de :
” (RIR). – Lamentar los asesinatos de Bertha Gisela Gaytán Gutiérrez, candidata a presidenta municipal en Celaya Guanajuato, y de Adrián Guerrero Caracheo…”
Pero pronto vino la resurrección. Guerrero está vivo. Muerto de miedo, quizá, pero vivo. Ricardo Sheffield, cuyo sueño de gobernar Guanajuato se ha visto frustrado una vez más, “se pasó de rosca” y se tiró como el Borras (o el Estopas):
“…Gisela Gaytán murió en el sitio y trasladados (sic) tres heridos a un hospital. En el hospital murió uno de ellos, el candidato a primer regidor, Adrián Guerrero…
Pero la propia SSPC corrigió a su jefa con este recurso declarativo por escrito:
“…En seguimiento al homicidio de la candidata a la presidencia municipal de Celaya, Guanajuato, Gisela Gaytán, nos han actualizado, la información referente al candidato a regidor Adrián Guerrero Caracheo (corregido o desmentido sería mejor), quien hasta el momento se encuentra en calidad de no localizado; y no fallecido, como se reportó esta mañana.”
El “no localizado” (eufemismo para no decir desaparecido) fue otra pifia: estaba en la delegación de la FGR en San Miguel Allende solicitando protección.
No dan una…