Édgar Guzmán López no era un joven cualquiera. Su poder se extendía en el Cártel de Sinaloa. Se trata de uno de los hijos del “Jefe de jefes”, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Guzmán López, que selló en el nombre su sentencia, dejó sin flores a las madres sinaloenses el 10 de mayo del 2008, pues fueron utilizadas para su funeral.
La del primogénito de “El Chapo” no fue una muerte normal. El 8 de mayo, mientras Édgar se encontraba en un centro comercial del Desarrollo Urbano Tres Ríos, un grupo de pistoleros disparó a quemarropa contra el joven. Las crónicas locales hablan de que en la refriega se realizaron 500 disparos.
Édgar, se encontraba acompañado de su primo, César Ariel Loera y Arturo Meza Cázares, hijo de Blanca Margarita Cázares, alias “La emperatriz”, quienes también murieron en el ataque.
Según la viuda del occiso, Frida Muñoz Román, a Édgar lo mataron los sicarios de los Belltrán Leyva en un ajuste de cuentas. Con su hijita de dos años, a Frida le avisaron que su esposo había sido asesinado y fue ella quien identificó el cuerpo.
La guerra entre el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva inició en febrero de 2008, tras la captura de Alfredo Beltrán Leyva el “Mochomo”, quien era entonces líder del cártel que operaba junto al “Chapo” Guzmán e Ismael Zambada García.
Aquella detención habría desatado una guerra sin precedentes al interior del Cártel de Sinaloa, misma que habría de alcanzar su máximo punto de tensión el 8 de mayo de 2008, cuando al menos 15 sicarios asesinaron a tiros a Édgar Guzmán López.
Un pistolero de la organización sinaloense, señaló al semanario Río Doce que ese crimen “fue una equivocación. Pero nosotros sabíamos que se iba a pagar porque, aunque son errores a veces no son culpa de uno, también se pagan, y en este caso, sólo la muerte cubre un error de esos”, dijo uno de los pistoleros que pertenecía a la célula que mató a Guzmán López.
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