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En el Día Internacional de la Juventud, que se celebra cada 12 de agosto, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), se pronuncia por la eliminación de los prejuicios, estereotipos y estigmas adultocentristas, y a favor del respeto de las juventudes como agentes de cambio social.

Las juventudes en México representan el 30% de la población total, es decir, 37.8 millones de personas de acuerdo al censo 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sin embargo, siguen persistiendo diversas violencias y discriminación a la que se enfrentan en lo cotidiano, que se detonan desde la falta de políticas públicas especializadas para su atención y garantía de derechos humanos.

De acuerdo con la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud, las personas jóvenes son aquellas que tienen entre 18 y 29 años, viven en diferentes condiciones y contextos, sin embargo, en el imaginario social, se les ha etiquetado y estigmatizado como si fueran una población homogénea, es decir, que todas las personas jóvenes han tenido acceso a la educación, al trabajo, a una vivienda, a un entorno familiar y de amistades. Pero eso no pasa con todas las personas jóvenes en la Ciudad de México, ya que muchas de ellas no han tenido acceso a una educación o al empleo, por ejemplo: muchas personas jóvenes trabajan en el comercio informal, en donde sus trabajos algunas veces son precarizados, sin condiciones laborales dignas y/o sin prestaciones.

Ahora bien, la discriminación a la que se enfrentan las personas jóvenes está interseccionada por la edad, la lengua, la apariencia física, la identidad de género, la orientación sexual, entre otras características, y esto aumenta las condiciones de violencia y desigualdad, es decir, las personas jóvenes son un grupo de atención prioritaria, que debe ser considerado conforme a lo siguiente:

Las personas jóvenes son titulares de derechos y tendrán la protección de la ley para participar en la vida pública y en la planeación y desarrollo de la Ciudad. Las autoridades adoptarán medidas para garantizar el pleno ejercicio de sus derechos, en particular a la identidad individual y colectiva, al libre desarrollo de su personalidad, a la autonomía, independencia y emancipación; a la participación política, económica, social, ambiental y cultural, y a la educación, al trabajo digno y a la vivienda. En razón de lo anterior se reconocerá el carácter diverso y heterogéneo de las personas jóvenes, así como sus necesidades específicas (Constitución de la Ciudad de México).

La garantía de los derechos de las juventudes implica dejar de verlas como el “futuro”, es decir, es necesario transformar la cultura en donde sean concebidas como personas sujetas de derechos, con necesidades específicas, y condiciones históricas de discriminación, mirándolas desde el presente y desde el lugar que ocupan en el territorio que habitan.

Las juventudes son efectivas como agentes de cambio social porque proponen soluciones innovadoras y creativas a los problemas sociales. Su forma de pensar replantea modelos antes utilizados para presentar enfoques más efectivos a desafíos complejos; además, tienen la disposición para invertir tiempo y esfuerzo en las causas en las que creen, lo que puede generar un impulso poderoso para el cambio social.

Es desde las instancias públicas como el Copred, que se busca incidir de manera positiva en las agendas de juventudes, desde y para las personas jóvenes, desde sus luchas y reconociéndoles sus derechos en todos los espacios de la Ciudad de México.