Es probablemente la respuesta mas entupida que un titular del Poder Ejecutivo de cualquier nación puede dar al clamor de la gente para que actúe de manera correcta para reducir los altos índices de violencia en su país.
Y lamentablemente esta fue la respuesta, con tono de chiste porque así lo demostró su mueca de sonrisa o burla, que el inquilino de Palacio Nacional manifestó ante la pregunta sobre los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno Jalisco, pero con repercusión a miles de personas que han sufrido el mismo delito.
Probablemente, sea verdad que no haya escuchado la pregunta, como ahora intenta justificarse, pero su gente encargada del área de comunicación, tuvo que haberle dicho que su respuesta daría pie a una andanada de comentarios, por tanto para evitar una escalada mayor, tendría que responder de alguna sea a través de un comunicado, un video o en redes sociales pero tendría que establecer su opinión y que va hacer sobre el tema.
Pero esto no ocurrió, y no dudo que alguien cercano al tabasqueño, hasta haya aplaudido la respuesta y comentado que así había sorteado una avalancha de preguntas.
Pero más allá de solucionar el problema simplemente la respuesta quedo como la salida fácil de alguien a quien poco le interesa el bienestar de la gente y solo esta esperando mantener las continuidad de su partido en el poder.
Es por ello que cada uno de los mexicanos deberíamos responderle de la misma manera al nacido en Macuspana, Tabasco y decirle que no lo oímos y esperemos termine su mandato para que se vaya a su rancho y no vuelva más a seguir destruyendo a nuestro país.
México esta pasando en una etapa de violencia que supera por mucho la que se ha vivido en pasadas administraciones. Porque esta violencia es generada por aquellos grupos que sintiéndose intocables, porque a decir del titular del Ejecutivo, también tienen derechos, y por ello, ante la patente de corso que se les otorga, han establecido su poder de violencia a través de muchas formas, sin que el gobierno federal actúe al respecto.
Estos grupos criminales han capitalizado ese temor del mandatario para enfrentarlos para nuevamente hacer rehén a la población a través de infundir miedo, quitar ingresos y sobre todo establecerse en un tercio del territorio mexicano haciendo al amparo de falta de aplicación d la leyes del país, sino aplicando sus propias leyes.
La política de “abrazos no balazos”, para la seguridad del país ha demostrado, desde un principio, que solamente pone a los mexicanos de rodillas ante el llamado crimen organizado, y así ha quedado demostrado en hechos las múltiples visitas de López Obrador a Badiraguato, para saludar a la mamá del Chapo Guzmán, o lo que hemos vivido de manera constante desde los comicios del 2018, donde el secuestro, la amenaza y el asesinato de algunos candidatos opositores permitieron que Morena lograra obtener el triunfo en gobernaturas, alcaldías y congresos locales.
Hechos que luego son cobrados para que las autoridades no interrumpan el trasiego de estupefacientes, trata de personas y algunos otros delitos que realizan esos grupos criminales obteniendo el control total de regiones del país.
México debe despertar y evitar esa continuidad o de lo contrario seguiremos bajo el yugo de la violencia, las amenazas, la desaparición de personas, la trata de las mismas, el cobro de piso para realizar una actividad productiva y legal.