Se están escribiendo lagos de tinta respecto a la resolución de este pasado sábado 5 de diciembre, adoptada por el Consejo Nacional del PAN respecto de autorizar coaliciones flexibles o parciales con todos los partidos políticos, salvo Morena, para las elecciones federales del 6 de junio de 2021, por las que se renovará la totalidad de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, tomando en consideración que Morena anunció que permitirá la reelección de todos sus diputados. ¿Se le puede ganar a Morena el 2021? Sí, pero no. Sí se puede, pero no con la oposición que se tiene en estos momentos en el país.
Una de tantas columnas que se han escrito, elaborada por Vianey Esquinca del periódico Excelsior, en su edición del 6 de diciembre, que se titula “Sí, pero no” me indujo a escribir esta entrega de mi Columna que se titula alrevés: “No, pero sí”, aprovechando las argumentaciones excelentes de la Sra. Esquinca, para argüir lo contrario a lo que ella menciona, utilizando el método socrático para llegar, curiosamente, a conclusiones similares a las que llegó Vianey.
Vianey escribe con certeza lo siguiente: “¿Se le puede ganar a Morena el 2021? Sí, pero no. Sí se puede, pero no con la oposición que se tiene en estos momentos en el país.”
Estoy de acuerdo en su conclusión, pero, precisamente, la resolución del Consejo General del PAN a la que aludo arriba tiene como fin cambiar la configuración que actualmente tiene la oposición, al dar pie a la realización de coaliciones con los partidos opositores, que es primer paso indispensable para cambiar la configuración de la oposición, de una que es dispersa, a una unificada con un fin concreto en primera instancia: quitarle a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados.
Esquinca explica con razón, de que hay temor en las dirigencias opositoras a que los persigan con la UIF, que el PAN aun no se recupera de la tormenta provocada por el pleito Anaya/Calderón/Zavala, que carece de discurso propio, salvo el de cuestionar al presidente, y que el PRD está totalmente disminuido, y finalmente MC va solo y es muy pequeña su penetración, y los demás partidos son paleros del presidente.
En efecto, todo esto ha estado sucediendo con la oposición, pero con la resolución a la que aludo, más acuerdos similares adoptados en el PRI y en el PRD, se abre un nuevo paradigma en la actitud de la oposición: asumir la responsabilidad de vencer a Morena en los comicios y darle al país una alternativa al desastre creado por el presidente. En esto último Vianey coincide, dándole un “sí, pero no”, ya que, como dijimos, la oposición va para crear una alternativa al actual gobierno.
La clave de esta coalición está en sí en llevarla a cabo, pero no serviría si no se escogen los mejores perfiles para sus candidaturas. El PAN se fundó para confrontar al PRI y su lucha ha sido cruenta para ello, por lo que no se debe aliar con él, pero sí. Ahora se alían para confrontar un mal mayor, que es el actual gobierno de ocurrencias de un solo hombre que literalmente está destruyéndonos.
Estados Unidos se alió con Rusia, su enemigo tradicional, para destruir al Eje nazi, ahora son necesarias alianzas de enemigos ancestrales para confrontar a un enemigo mayor. Sí, claro que hay riesgos, pero éstos son infinitamente mayores si la oposición compite por separado y el resultado es que el presidente mantenga su mayoría parlamentaria por el resto del sexenio para terminar de destruirnos.
La conclusión que tenemos coincide con la de Esquinca, hay mucho trabajo por delante y la ciudadanía organizada (Sí por México) debe presionar fuerte a los partidos para que se escojan a los mejores candidatos, sea que provengan de los partidos o de los ciudadanos sin partido, y elaborar una auténtico discurso político de alternativa opositora que llegue al corazón de los electores, pero que está bien estructurada por la razón.