COMPARTIR

Loading

EU está decidido a cambiar las reglas del juego en la relación bilateral con toda la fuerza de la política antinarco, más allá del actual gobierno. El aparente caos de Trump son manotazos en la mesa para alinear a un socio estratégico a sus intereses con sanciones a bancos mexicanos por acusaciones de blanqueo de capitales del jugoso negocio del crimen.

La campaña de Trump contra el fentanilo alcanzó esta semana a la banca mexicana con acusaciones del Tesoro de lavado de dinero contra dos bancos, Intercam y CIBanco, y Vector Casa de Bolsa. Esta financiera, ligada al exjefe de la oficina de Presidencia de López Obrador, Alfonso Romo, era investigada por la UIF desde hace tiempo por transacciones de más de 40 mdd que involucraban a García Luna, pero sin acusación formal contra éste ni otro banco.

Por el contrario, la acción del Tesoro es un aviso al sistema financiero de las nuevas reglas con el estreno de la ley antifentanilo, aprobada apenas en marzo pasado y los mayores poderes que da a EU para ir contra las finanzas de cárteles y la narcopolítica. El golpe marca pautas y límites al manejo de sus ganancias millonarias y su empalme con la política; un camino más transitable que la confrontación directa con el gobierno mexicano de “listas negras” de la narcopolítica o incluir al país entre sus enemigos.

La primera señal del cambio al estatuto antilavado se prendió con la declaratoria de terroristas a los cárteles, que abrió la puerta al bloqueo de cuentas o incautación de recursos de procedencia ilícita. Pero el nuevo orden no es el rule of law. Su cruzada contra el dinero del narco responde a su interés de reordenar ese mercado en clave del “América Primero”; el gran proyecto de Trump para recuperar una grandeza tan degrada como su exorbitante deuda gubernamental, la sangría de su déficit comercial o la caída del dólar como moneda de cambio mundial.

El nuevo frente contra el sistema financiero es esencial para reestructurar el juego y el control de los jugadores en el mercado criminal, que estima en unos 600 mmdp anuales. Por ello, esta intervención inédita implica nuevas prohibiciones para transferencias y divisas, así como mayores controles a la fuga de ganancias del narco a la compra de armas o corromper policías, políticos y jueces. Pero también ha vuelto a poner de manifiesto las nuevas formas y límites al trabajo conjunto, aunque se ensalce en el discurso oficial. La sanción llegó sin que EU compartiera la indagatoria con Sheinbaum, como ocurrió antes con la negociación y entrega de capos a la justicia o retiro de visados a políticos por sospechas de vínculos con el crimen. La Presidenta apenas pudo alegar que la acusación carece de pruebas y que podían ser transferencias en el comercio con China, para deslizar una represalia comercial. Pero la CNBV de inmediato intervino a las tres instituciones financieras por daños al sistema de posibles corridas de capital o ahorradores, mientras Hacienda justificaría por problemas de financiamiento.

El castigo pone bajo lupa al sistema financiero, cuando el Congreso coincidentemente se dispone a aprobar una nueva Ley Antilavado. La alerta del Tesoro de EU: endurecer los mecanismos de prevención, vigilancia e información, aunque México dice cumplir con los estándares del Grupo de Acción Financiera Internacional contra el blanqueo de capitales. No obstante, la información pública sobre operaciones de lavado es escasa y pocos dudan de que la sofisticación del crimen supere previsiones de algunos bancos, aunque, según la UIF, en tres años apenas se contabilizaron 43,900 mdp.

Pero la alerta los obligará a seguir las nuevas reglas con mayores mecanismos de prevención, vigilancia e información antilavado, aunque México dice cumplir con los estándares del Grupo de Acción Financiera Internacional contra el blanqueo de capitales. Pero no parecen suficientes ni para las capacidades de los cárteles ni para nuevas leyes como el acta contra el tráfico internacional de fentanilo como una amenaza a la seguridad nacional de EU.

La sanción es un fuerte llamado de atención al examen del sistema financiero, bajo la amenaza de los nuevos poderes que se estrenaron con estos tres bancos y como constatación de que las reglas de juego seguirán cambiando.