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Estira y afloja

A diferencia de México, el USTrade que encabeza Robert E. Lighthizer, hizo público ayer el nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México junto con decenas de documentos de los logros obtenidos en las negociaciones por el gobierno de Donald Trump, y los beneficios potenciales que cada estado de la Unión podrá alcanzar. Aquí solo el Senado recibió un documento para que sin mayor análisis, sea votado a favor lo más pronto posible el jueves o viernes según Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.

Lamentable y grave que no conozcan la documentación final en diversas secretarías de Estado porque para su implementación se requiere modificar decenas de leyes. Asombra que los empresarios del “cuarto de junto” no sepan qué se firmó finalmente, a sabiendas de que dedicaron días y semanas, y miles de dólares, a defender la posición mexicana en las negociaciones, sobre todo con EU.

De acuerdo con la información pública del gobierno de EU, además del polémico tema laboral, hay otros elementos ya firmados que llaman la atención, por ejemplo el capítulo sobre políticas macroeconómicas y tipo de cambio que van dirigidas directamente a la Secretaría de Hacienda y al Banco de México. Los tres países se comprometen a tener una política monetaria transparente y evitar prácticas “injustas” como favorecer devaluaciones cambiarias (Chile, Argentina y China ya fueron acusados) para dar competitividad a las exportaciones, además de proporcionar mecanismos de rendición de cuentas. “Este enfoque no tiene precedentes en el contexto de un acuerdo comercial y ayudará a reforzar la estabilidad macroeconómica y cambiaria”, dijo EU.

El T-MEC también prohíbe la importación de bienes provenientes del trabajo forzado y fijar aranceles a productos como libros electrónicos, videos, música, juegos y demás vía comercio digital; exige dar trato nacional en compras de gobierno de medicamentos para empresas de EU y Canadá (no es el caso en las actuales licitaciones); mejorar el intercambio de información y cooperación en el comercio de productos de biotecnología agrícola que implica modificación de genes; abrir en México el mercado total a los quesos de EU, y mantener el reconocimiento de productos distintivos al Bourbon Whiskey, Tennessee Whiskey, Tequila, Mezcal y Canadian Whiskey.

Hay mucho más, y habrá que analizarlo. Por lo pronto crece la versión de que el caballo de Troya de la AFL-CIO en México es el senador Napoleón Gómez Urrutia, quien podrá reventar sindicatos y empresas de todo tipo, en especial Grupo México. Ahora utiliza a grupos como Poder, que defiende derechos humanos y está ligado a la AFL-CIO que, como se sabe, obstruyó las negociaciones de

T-MEC y logró que se pueda interferir en asuntos laborales de México.

jesus.rangel@milenio.com