A solo 17 días de que Donald Trump tome protesta como el nuevo jefe del ejecutivo en Estados Unidos, su segunda vez que ocupara el cargo, el gobierno mexicano parece no preocuparle las decisiones que el empresario-presidente tome respecto a los temas de seguridad y migración.
En México hasta el momento se les creo una canción, otro himno a decir de los cuatroteros, para hacerles sentir el orgullo que se tiene que muchos mexicanos salgan del país para ofrecer su trabajo y esfuerzo al crecimiento económico de Estados Unidos. Además, se han hecho reconocimientos a la población de mexicanos que por falta de oportunidades salen del país y envían divisas, que han apoyado a que sus familias sobrevivan en un proyecto llamado 4T y que ha incrementado el número de pobres en el país.
Para la presienta, Claudia Sheinbaum, México está preparado para hacer frente a los problemas y ha manifestado su confianza en poder solventar los gastos que originen los migrantes deportados, sean mexicanos o de otra nacionalidad. Esto implica de entrada contar con los albergues suficientes que tengan los servicios suficientes para otorgar una calidad de permanencia de estos migrantes mientras se piensa que hacer con ellos, deportarlos o incluirlos en el padrón de votantes para el 2027, Esto por supuesto requiere de recursos económicos que saldrán de los recursos públicos nacionales a costa de mayores rectores en áreas prioritarias para el país.
Esto último significara menor porcentaje de crecimiento económico para el país y del 3 por ciento establecido como límite máximo de crecimiento podríamos alcanzar tan solo 1.7 por ciento, por debajo del límite inferior establecido por el propio gobierno que es de 2 por ciento.
Traducido en realidad nacional, significará que no se invertirá en infraestructura para atraer mayores inversiones, que los servicios ofrecidos por el gobierno federal, de nos subir sus precios, podría irse deteriorando, mientras que el número de personas sin empleos se incrementará y la mayoría optará por migrar hacia Estados Unidos o instalarse en el comercio informal.
Pero ante la política migratoria impuesta por Estados Unidos, los mexicanos regresaran a sus lugares de origen a buscar la forma de obtener recursos para sobrevivir en una economía que crece cada vez menos y que obliga a irse a la informalidad o enlistarse en los grupos criminales, que empezaran a extender su dominio en el territorio nacional.
Esto ocasionará nuevamente una serie de enfrentamientos violentos entre los grupos criminales o con las fuerzas publica, lo que podría incrementar el número de muertes dentro del país. Esto podría nuevamente a México bañado en sangre.
La inseguridad de esto provocará que las inversiones salgan del país, llevando a la economía mexicana a sus límites y tendrá que buscar financiamiento internacional, pero ante los altos índices de inseguridad aderezado con un poder centralizado por encima del poder judicial y sometiéndolo a decidir todo a favor del gobierno, las inversiones volaran mucho más rápido a otras naciones con mejores condiciones.
Así, si este panorama empieza a darse después del 20 de enero, el gobierno mexicano tendrá que establecerse aún más paternalista repartiendo más recursos públicos que solo seguirán siendo paliativos a la pobreza de las familias mexicanas sin lograr la movilidad social requerida para que el país detone un crecimiento económico.
Lo que se espera que más allá de canciones para los migrantes y sentir que los recursos públicos son chequera para ofrecer más programas sociales, el gobierno si tenga planeada una estrategia de crecimiento económico a favor del desarrollo de todos los sectores productivos, para la creación de empleos bien pagados que eviten la informalidad o inserción de la gente a los grupos criminales.
Probablemente esto último sonara como una carta a los Reyes Magos, o a otras divinidades y por ello los cuatroteros seguirán pensando que su Mesías y sus hijos son la salvación de México aun cuando sigamos retrocediendo muchos años en nuestro desarrollo económico, político y social.