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La presunta adquisición de propiedades en Morelos y en la Ciudad de México, junto con vehículos de lujo y un proyecto ecuestre en marcha, abrió un debate sobre la procedencia de los recursos que respaldan este crecimiento.

Un elemento que avivó la polémica es la exposición pública que su esposa, Jessie Guerra, hizo en redes sociales.

Fotografías de viajes, estancias en destinos turísticos y estilos de vida costosos alimentan la percepción de que el nivel económico de la pareja no corresponde con el de un asesor gubernamental.

Los cuestionamientos no se limitan al ámbito doméstico. López Portillo es señalado también por su presunta participación en negociaciones internas de la administración estatal, así como por vínculos con actividades relacionadas con el comercio de hidrocarburos.

Estas versiones recuerdan el periodo de campaña de Villarreal, cuando se mencionó el papel de Sergio Carmona en el financiamiento político.

Ante este panorama, la exigencia ciudadana se hizo escuchar. Alejandro Ruiz Martínez, presidente de la Red Ciudadana para el Combate a la Corrupción y la Transparencia, subraya que los organismos de fiscalización no pueden ignorar las denuncias. Su llamado a realizar auditorías claras y controles estrictos refleja la necesidad de un escrutinio real sobre quienes ejercen poder, aun cuando lo hagan desde posiciones de asesoría.

El eco de estas sospechas ha llegado también al ámbito internacional. En Nueva York, el FBI mantiene abierta una investigación sobre operaciones financieras que, de acuerdo con medios en México y Estados Unidos, incluiría el nombre de López Portillo. Si bien no existen documentos oficiales que lo confirmen, la sola mención de autoridades extranjeras basta para colocar el tema en el radar público.

La columna vertebral de la discusión es, al final, la confianza en las instituciones. Si un asesor cercano al gobernador de Tamaulipas exhibe un crecimiento patrimonial que no puede explicar con sus ingresos, la credibilidad del gobierno entero se ve comprometida. Más allá de rumores o filtraciones, el reto está en transparentar y esclarecer con pruebas lo que hoy solo se percibe como opacidad.

Y Sepa La Bola…pero la explosión ocurrida este miércoles en el Puente de la Concordia puso en evidencia un problema que las autoridades han evadido durante años: la circulación de pipas de gas sin controles adecuados ni operadores capacitados, como ocurre con gurpo Tomza y sus múltiples percances.

El saldo es devastador: 8 muertos y alrededor de 94 personas con quemaduras y lesiones que marcarán de por vida a las familias afectadas.

El caso involucra a unidades del grupo Tomza, cuya operación ha sido señalada por priorizar ganancias sobre la seguridad y las personas.

La tragedia demuestra que este tipo de empresas no solo representan un riesgo para el medio ambiente, sino que ponen en juego la vida de comunidades enteras.

La pregunta ahora es qué harán las autoridades. No basta con discursos de condolencia; se requieren sanciones, regulaciones estrictas y un plan integral de transporte seguro. Porque ninguna ganancia empresarial justifica el costo humano de esta catástrofe.