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“El miedo no anda en burro”, tuiteó el heroico toreador de balas en el frente de batalla, el licenciado cámara Epigmenio Ibarra respecto de la ausencia del culto Enrique Peña Nieto en la boda de su hija Paulina, ocurrido en días recientes en una ceremonia privada.

Bajo esa premisa del asesor del licenciado presidente, pregunto: ¿por qué en la noche de la ceremonia del Grito de Independencia, en la plancha del Zócalo frente al balcón presidencial sólo familiares de militares?

¡Recórcholis!

Incluso, cuando le ganó la euforia al equipo de seguridad presidencial pero, en acatamiento a órdenes del alto mando, permitió a dichas familias acercarse para ver en vivo, en directo y a todo color a Su Alteza Serenísima, en el balcón de honor acompañado de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, quien cambio de look y apareció con peinado de salón.

¿No que lo cuidaría el pueblo y hasta desapareció al Estado Mayor Presidencial? Hoy anda en su camionetota blindada y decidió viajar en aviones y helicópteros militares y, en sus giras, duerme en instalaciones militares y en éstas ofrece sus conferencias mañaneras.

¿Dónde el basamento social que le da más de 60 por ciento de popularidad? ¿En serio Su Alteza Serenísima tiene ese nivel de aceptación entre la sociedad mexicana?

Seamos serios, las encuestadoras lo saben: las respuestas a su breve y conciso cuestionario no son reales. ¿Y sabe usted por qué? Porque hay miedo, el ciudadano teme represalias por su opinión abierta y sincera.

¿A usted le han llamado a su teléfono para encuestarlo?

Pero he ahí que, en la enorme peana que es el Zócalo, la gente se desborda y hay quienes reportan más de cien mil almas disfrutando de la música de Los Tigres del Norte que se despacharon la rola Jefe de jefes dedicada al Duce que los escuchó arrebolado y con la mirada perdida en el oscuro tapiz del cielo nocturno desde el balcón de honor, dirían los colegas de las revistas del corazón. ¡Sopas!

Y sí. Andrés Manuel I se discutió con un gritazo fenomenal que ni el cura Miguel Hidalgo y Costilla tuvo: 23 pautas en la enjundiosa arenga.

Y, en lugar de “mueran los gachupines y el mal gobierno” urgió al “muera la corrupción, muera el clasismo, muera el racismo”.

Se pudo interpretar como el harakiri de la 4T; varios integrantes de las ligas mayores se retorcieron y sintieron aludidos pero, ¡claro!, negados a desaparecer. Por eso el itamita Mario Delgado Carrillo se mantiene en la gerencia del corporativo Morena Inc., para operar la sucesión al ritmo que le marque el presidente del Consejo de Administración desde Palacio, su Palacio.

No cabe duda, Su Alteza Serenísima es bien listo se las sabe en esto de pegar en el sentimiento popular.

Bueeeno, eso usted lo conoce y lo confirmó por ahí de las once de la noche del jueves 15 de la semana pasada cuando siguió la ceremonia del Grito, entre cucharada de pozole y un shot de marrascapache si es que no hubo recurso fresco para comprarse un tequilazo.

Pero…

¿Por qué nos ha mentido y nos miente el Virrey Andrés Manuel I?

¿No que muy valiente le leería la cartilla al gobierno de Biden? ¿Dónde aquel ofrecido discurso fuerte, demoledor, lleno de patriotismo y despojado de politiquería en la ceremonia previa al desfile militar? Para eso me gustaba, dirían en mi barrio de la Aragón.

Oiga, oiga, ¿y qué, con pagos disfrazados, lamentablemente, de indemnizaciones por un total de cuatro melones y medio se cerró el capítulo de la enésima tragedia en la zona carbonífera de Coahuila, éste de la mina de Pinabete?

¿Un memorial? ¿Y se cumplirá la oferta de rescate de los mineros muertos en la mina Pasta de Conchos hecha desde 2006, concretada en 2018 y emplazada para finales del año que entra?

En la cadencia de Daniel Santos cante usted: “perdón, vida de mi vida; perdón, si es que te faltado…”, porque de pronto no sabemos si reír o llorar ante tanta ocurrencia y mentiras de Su Alteza Serenísima-

No se ría, por favor. El licenciado Andrés Manuel I miente como respira, ¿A poco no?

Por ejemplo, en la mañanera de inicio de semana le sembraron una pregunta para justificar la premiación diplomática, a Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, en ejercicio hasta el próximo domingo 25 del actual que corre como mes patrio.

–¿Por qué Carlos Joaquín en Canadá?—se preguntó el licenciado presidente. Y se respondió:

“Hay mucha afluencia turística de ese país a Quintana Roo, yo creo que es el segundo país con más turistas que visitan Quintana Roo después de Estados Unidos. Entonces, Carlos tiene mucha experiencia en esta materia, va a ayudarnos mucho a seguir promoviendo el turismo en Quintana Roo, que es una opción, una alternativa que beneficia a muchos”. ¡Cáspita!

Por poco dice que, por su experiencia como lanchero y salvavidas en Cozumel, Carlos Joaquín es un diplomático en potencia.

En serio, señoras y señores. La experiencia diplomática le importa un pito e incurre en aquello que condenó cuando andaba en campaña formal, es decir, el uso del Servicio Exterior Mexicano para el pago de favores políticos.

¿Cuántos gobernadores van junto con el honorable sinaloense Quirino Ordaz Coppel, la pulcra sonorense Claudia Pavlovich, el leal y demócrata campechano Carlos Miguel Aysa González, designados por Su Alteza Serenísima en pago por servicios a la 4T?

Los que sean, no es ilegal pero sí falto de ética y una soberana ofensa al sentido común de los mexicanos.

Vaya, vaya.

El equipazo del licenciado presidente se nutre de priistas. Excelente estrategia de la que Alito se deslinda y se santigua pero, parafraseando a Gustavo Carvajal Moreno: ya se le vio besando al diablo tabasqueño en público.

MEMORIA. ¡Hágame usted el fabrón cavor!

La licenciada y diputada federal Paloma Sánchez Ramos, dícese Secretaria de Comunicación Institucional del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (¡Ufff!, ya me cansé), declaró que el PRI está a favor de la alianza con el PRD y el PAN.

Pero de inmediato abonó al desencuentro con una previsión salpicada de intolerancia:

“Ojalá que los sentimientos de la ultra derecha no terminen imponiéndose” y destruyan la coalición del tricolor con el PAN y el PRD.

O sea, mensaje directo, preciso y conciso al michoacano Marko Cortés Mendoza, porque no hay indicio alguno de que en el PRD haya una corriente de la ultraderecha que pueda influir en el ánimo de Jesús Zambrano Grijalva para romper el delgado hilo del que pende Va por México; por supuesto sin “Alito”, del que no quieren saber ni jota como lo declararon el pasado jueves 15 en Durango.

¿O será que el licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, coordina a senadores ultraderechistas del PRI, opositores, por lo menos 11 de los 13 a la reforma constitucional que prevé ampliar hasta 2028 el plazo de permanencia de las Fuerzas Armadas en la Guardia Nacional?

¡Ah!, la licenciada y diputada federal Paloma Sánchez Ramos aseguró que “el PRI tiene la mano extendida”, imagino para un saludo, apretón con la diestra de Zambrano y la siniestra de Cortés, porque es zurdo.

Pero igual puede ser para decir, bye, ciao, nos vemos, chócala; “puñito” no porque, dice la licenciada Sánchez Ramos, el tricolor la tiene extendida.

Bueno, esperemos que la ultraderecha panista no imponga sus sentimientos y rompa lo que queda de la alianza Va por México. O… ¡Demonios!

“Que NO sea su odio anti-priista el que orille a que termine ganando Palacio Nacional”, según advirtió la diputada y comunicadora tricolor quien premonizó: “o gana la alianza, o gana AMLO”. ¡Sopas!

Pregunta sin ofensa, mi amiga Karina Aguilar dixit en su columna semanal en 24 Horas: ¿la licenciada secretaria de Comunicación Institucional del CEN del PRI consultó con el licenciado Alito el texto que lanzaría a redes sociales como una apuesta de lo que pareciera buena fe? No creo que se haya ido por la libre, pero…

Alito y Nacho Mier no son amiguis

–Ya eres amiguis, amiguis, amiguis de Alejandro Moreno, ¿no?– le dijo Joaquín López-Dóriga al presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco.

El poblano, originario de Tecamachalco, se retorció como tlaconete rociado con limón ante el adjetivo y negó tener amistad con Alito, el aún dirigente nacional del PRI, cuya estructura se zarandea como si un sismo magnitud 8 lo sacudiera, con esa corriente que se ha echado a los brazos del licenciado López Obrador.

–Pues no, no—respondió Nacho Mier a lo dicho por Joaquín.

–Pues, sí—insistió Joaquín.

–No, mira, te voy a decir algo realmente, con toda honestidad: uno que aprende esto con el paso de los años, ¿no?, y de la madurez y de la civilidad y la cordialidad, independientemente de las diferencias de carácter político, partidario, de la pasión, la emoción como seres humanos debemos tener una relación cordial, de respeto, ¿no?

Yo con los panistas tengo a grandes amigos míos, lo digo abiertamente, con perredistas lo mismo y priistas también, pero en el debate político, en la lucha programática partisana pues ahí si debatimos, ¿no?, y en esto encontramos comunión.

Pero, no, no, mentiría, yo no oculto a mis amigos jamás, ¿eh?

–¿Pue sí es, entonces, tu amigo Alejandro Moreno?—insistió Joaquín.

–No, no es mi amigo. No puedo considerarlo mi amigo—subrayó el también coordinador de la diputación federal de Morena.

—Lo digo por…–pretendió fundamentar López-Dóriga

–A Rubén Moreira sí, sí, lo digo sí. Lo conozco de tiempo atrás. Llevamos, además, seis años como diputados trabajando juntos—enfatizó Mier Velazco.

Y luego rechazó se haya ratificado a “Alito” en la presidencia de la Comisión de Gobernación e igualmente negó que se le vaya a perdonar la demanda de desafuero. Total, las machincuepas que deben hacer los prohombres de Su Alteza Serenísima. Y Alito en picada; Marko y Jesús no quieren saber nada de él. Perdón, vida de mi vida. Digo.

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