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En septiembre del año pasado el Tesoro de Estados Unidos sancionó a nueve mexicanos y 26 empresas con sede México vinculadas al robo de combustible que genera decenas de millones de dólares al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Jalisco y Veracruz; un mes después la DEA informó que el Cártel de Sinaloa también se involucró en este mercado negro en Chiapas. Parte del producto se vendió en Centroamérica y Texas.

Ayer la propia dependencia, el Departamento de Estado, el FBI y la DEA informaron que junto con el gobierno de México y la UIF se descubrió otra red de tráfico de robo de combustible del CJNG en Veracruz, Altamira y Monterrey que incluye petróleo crudo que se vende en EU por esa organización, el Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo y otros, y de ahí se envía a “Japón, India, África y otras jurisdicciones extranjeras, la mayoría de las cuales probablemente desconocen la fuente ilegítima del petróleo crudo”.

La Red de Ejecución de Delitos Financieros (FinCEN) destacó que, según “estimaciones de las fuerzas del orden, los importadores de EU pueden obtener más de 5 millones de dólares en ganancias por cada envío de petróleo crudo desde EU a jurisdicciones extranjeras, con múltiples petroleros en ruta cada mes”.

Reciben transferencias electrónicas nacionales e internacionales de los corredores externos a través de múltiples cuentas y jurisdicciones, que son enviadas a las empresas de EU y mexicanas controladas por los corredores mexicanos, que luego pagan a los cárteles. Las facturas señalan que se vendió aceite usado u otros materiales peligrosos.

Se utilizan “cómplices en la industria del petróleo y el gas natural en México para contrabandear y vender el petróleo crudo robado a Pemex, a pequeñas empresas” similares de EU, que dirigen operaciones comerciales legítimas en el Valle Bajo del Río Grande, el esquisto de Eagle Ford, la Cuenca Pérmica, Houston y Dallas, Texas, y el sureste de Nuevo México. Así de grave.

Un grupo de inversionistas propuso nuevos consejeros en Norte 19 (antes Hoteles City) que prácticamente se mantuvo sin cambios desde que comenzó a cotizar en bolsa en 2013, pese a una caída en el valor de su acción (de 24 a aproximadamente 4 pesos) y un desempeño financiero que no compensó ni siquiera la inflación, a pesar de contar hoy con 25 por ciento más hoteles. El grupo liderado por Gustavo Tomé, presidente de Fibra Plus, obtuvo el respaldo mayoritario de inversionistas que coinciden en que se requiere una gestión más eficiente, inversiones estratégicas y un enfoque de saneamiento financiero, incluyendo la estructura de deuda. Un día después de la asamblea, las acciones de Norte 19 se dispararon más de 15 por ciento en su mejor jornada bursátil en más de dos años, reflejo de confianza en la nueva dirección.