En nuestra última entrega, describimos el avance que tuvo el PAN durante la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, que se dio con múltiples presiones y vicisitudes. Sin embargo, es necesario recalcar que el mayor mérito que tuvo el gobierno de CSG, dentro de su autoritarismo (hizo caer a varios gobernadores del PRI, en cuyo período se produjeron las renuncias de los gobernadores de San Luis Potosí, Fausto Zapata, y en Chiapas, Elmar Setzer, y encarceló al jefe sindical de PEMEX, Joaquín Hernández Galicia, conocido como la Quina), fue continuar lo que empezó el presidente de la Madrid en 1982 y continuó con el presidente Ernesto Zedillo (EZ), regresando a la iniciativa privada la responsabilidad de las actividades productivas del país, mediante la privatización de cientos de empresas propiedad del gobierno, que llegaron a tener giros que abarcaban desde cabarets, hasta compañías constructoras, que ahora el actual presidente critica como algo muy malo.
Obviamente, que en el proceso privatizador hubo abusos en los que particulares adquirieran empresas gubernamentales a muy bajos costos, pero muchos otros sacaron adelante empresas quebradas inyectándoles grandes cantidades de capital, como en el caso de los ferrocarriles, que se privatizaron en el gobierno de Ernesto Zedillo, quien continuó con la ola de privatizaciones.
La privatización más importante en términos económicos, indudablemente que fue la de los bancos, que el presidente López Portillo expropió de forma fulminante. Dicho proceso tuvo sendos vaivenes de colusión de empresarios particulares con el gobierno de Salinas, desarrollándose múltiples operaciones de dudosa legalidad y claridad.
Indudablemente, que la mayor aportación del gobierno de CSG fue la celebración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con una gran oposición de la izquierda mexicana en la que participó nuestro actual presidente.
Indudablemente que TLCAN ha sido, por mucho, el instrumento de promoción de inversiones, generación de empleo y de entrada de divisas a México más exitoso que hemos tenido, desde la cúspide del famoso Desarrollo Estabilizador, pero superando el TLCAN a aquél exponencialmente en números absolutos y relativos.
Curiosamente, ahora con el Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que es inferior en ventajas para México que el TLCAN, el actual gobierno, supuestamente, de izquierda, hacen gran apología sobre sus virtudes.
Con el sistema exportador mexicano, consistente en la combinación de los programas de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX), de Depósito Fiscal para la Industria Automotriz, y de Recintos Fiscalizados Estratégicos, aunados con el TLCAN y luego con el T-MEC, el desarrollo económico del país ha continuado (con el despreciable para el actual presidente del 2% anual del PIB), siendo ahora las exportaciones manufactureras la principal fuerza de recepción de divisas, junto con la agricultura, reconfigurada en el gobierno de CSG, y acremente criticada la misma por la izquierda y el mismo actual presidente, que ha mantenido al campo mexicano competitivo, principalmente con los agricultores del norte del país.
Terminando el gobierno de CSG se generó una gran crisis de credibilidad para México, con el famoso levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que fue brillantemente manejado mediáticamente que hizo que le diera la vuelta al mundo, combinado con el asesinato del candidato del partido oficial, Luís Donaldo Colosio y luego del Secretario General del PRI, José Francisco Ruíz Massieu, aunado al desaseo de las finanzas públicas que fueron manejadas con criterios políticos y no económicos, que hizo que EZ, después de terminado el sexenio de CSG, devaluara el peso, cometiendo la indiscreción de que lo iba a hacer a un grupo selecto de empresarios afines al gobierno, causando una fenomenal salida de dinero, que combinada con una pésima comunicación del Secretario de Hacienda recién nombrado por Zedillo, Jaime Serra Puche, al no atender adecuadamente a los principales actores del mundo financiero internacional, generó una crisis en los acreedores de México, tenedores de Tesobonos emitidos por el gobierno a corto plazo que puso en jaque al gobierno a punto de que tuviera que declarar una moratoria. Con esto se generó el llamado “error de diciembre”, que provocó otra debacle económica de México, peor que la causada al final del sexenio de López Portillo.
Continuaremos con esta historia la próxima semana.