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El actual proceso de juicio político que se lleva a cabo en los Estados Unidos en contra del presidente Trump nos debe de dar luz sobre las oportunidades que tenemos en México de que nuestro sistema democrático (ahora que ya se permite la reelecciones de nuestros legisladores) pueda producir un cambio de paradigma en nuestro acervado presidencialismo.

Desde 2018 los integrantes del Congreso de la Unión en México se pueden reelegir, los diputados hasta 3 veces y lo senadores 2.

Como sabemos, nuestra democracia es muy joven, a pesar de que teóricamente la tenemos desde la independencia. Este sistema de gobierno se tornó más teórico que práctico, con pequeñas islas temporales de seudo democracia, con una dictadura de más de 30 años con Porfirio Díaz y con una llamada “dictadura perfecta” del PRI, por más de 70 años. Hasta que la democracia terminó consolidándose en el año 2000 con Vicente Fox, para regresar de nuevo al PRI (ya no dictatorial, pero aspirando a ello) con Peña Nieto, para llegar ahora con AMLO, al intento de regresar a una “presidencia imperial” que emule al PRI del Siglo XX.

Regresando al juicio político de Trump. Los estadounidenses se encuentran ante una división partidista polarizada. Teniendo una Cámara de Representantes (diputados) dominada por el Partido Demócrata y un Senado, dominado por los Republicanos, el partido de Trump, con una endeble mayoría de 53 senadores contra 45 de los demócratas.

Para que se destituya al presidente Trump, es necesario que primero la Cámara de Representantes emita una especie de desafuero (cosa que ya hizo), para luego ser juzgado por los Senadores con una mayoría calificada de ¾ partes. Los Senadores votaron por no permitir la presentación de pruebas en este juicio. El 5 de febrero votarán si despiden al presidente o lo declaran inocente, con el estigma de que no se aceptaron pruebas.

En noviembre se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y 35 de 100 senadores.

En los Estados Unidos hay reelecciones constantes (cada dos años se renueva la Cámara de Representantes) y un poco más de un tercio del Senado). Esta situación otorga a los ciudadanos un poder inusitado, porque, además, el presidente de este país está sujeto a reelección una vez, a su cuarto año de mandato. En este noviembre, además de la elección de la totalidad de los diputados y de los 35 senadores, se pone en la boleta al presidente para su reelección.

Se pretende destituir al presidente Trump porque se le acusa de abuso de poder y de impedir que el Congreso lo investigue, porque usó su investidura para presionar al gobierno de Ucrania (aliado de los EE. UU.), de investigar al hijo del Senador Pence (vicepresidente de Obama), quien es su mayor competidor para la carrera presidencial.

Los Demócratas apuestan a desprestigiar a los Republicanos exhibiéndolos de no ser honestos y entregados a su presidente, negándose a juzgarlo ante las pruebas que se presenten. Claro que se juega esta elección basándose en lo que opinen los ciudadanos al respecto.

Este ejemplo nos sirve a los mexicanos para las elecciones del 2021, en donde se renueva la totalidad de la Cámara de Diputados, quienes han aprobado reformas que le otorgan poderes omnímodos al presidente para poder perseguir a sus enemigos políticos, so pretexto de defraudaciones fiscales.

También MORENA quiere proponer hacer cambios en el INE que ponen en gran peligro el continuar teniendo elecciones libres.

Si el pueblo considera que es necesario otorgarles a los diputados de MORENA la renovación de su mandato, a pesar de lo anterior, pues que así sea. Es responsabilidad de los politólogos poner sobre la mesa esa disyuntiva, y del pueblo votar en consecuencia.

No dejemos ir la oportunidad de hacer fuerte a nuestra democracia. Ahora es el momento, concentrándonos en el desempeño de nuestros diputados, distrito por distrito. Si lo hacemos, le daremos un gran servicio a la Nación.