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De acuerdo a lo que nuevamente repite quienes militan y simpatizan con Morena, Claudia Sheinbaum mantiene una popularidad por encima del 70 por ciento, algo que podría ser cierto, porque su figura y persona se observa a lo largo de cada día.

Pero lo que no dicen, estos militantes y simpatizantes, es que Claudia Sheinbaum tiene hasta un 77 por ciento de no aprobación en la forma la cual enfrenta los problemas de inseguridad, impunidad, corrupción y crecimiento económico, salud y educación en el país.

Esto claramente demuestra que popularidad no es significado de eficiencia. Porque aun cuando sea la persona más popular de México, su trabajo ha dejado mucho que desear a los mexicanos, quienes ya ha empezado a demostrar esta percepción, a través de marchas que diversos grupos realizan a lo largo y ancho de México.

Desde el sexenio anterior, cuando la autollamada 4T asumió el poder, las encuestas de popularidad han servido para calificar el trabajo de quienes están a cargo del poder Ejecutivo y como estas demuestran niveles de aprobación definen también que su trabajo recibe el mismo porcentaje.

Pero, aunque les disguste a Morena, no son cosas iguales, porque la ciudadanía las percibe de distinta manera. Así, este gobierno al igual que el anterior es reprobada por no ofrecer soluciones a los problemas que aquejan a la población.

Los números que ofrece el Inegi muestran que la economía nacional mantiene un estancamiento desde hace 31 meses, resultado de una mala administración en el sexenio pasado donde se priorizaron los caprichos del oriundo de Macuspana ante las necesidades de los mexicanos.

Se argumenta que la inversión extranjera directa ha crecido en el país, pero no se aclara que esta es solamente la que se aplica a las empresas ya establecidas en el país, que buscan la manera de mantenerse en el mercado, aunque no exista una expansión en el número de empleos generados.
Porque hasta ahora el escenario para esta inversión mantiene ciertas dudas, pero no puedan trasladar su inversión en infraestructura de un día para otro, por lo que es mejor mantener sus plantas de producción y oficinas en México, pero con la inversión únicamente necesaria para producir lo que el mercado demanda.

Esto provoca que las calificadoras financieras internacionales mantengan el grado de inversión en un nivel medio y esto desincentiva a los inversionistas a colocar nuevos capitales en México Si a esto se suma el asunto de la inseguridad el resultado es que ni los capitales mexicanos están suficientemente convencidos de expandir sus empresas, lo que provoca la poca creación de nuevos empleos.

Es por ello que la gente sale a expresar su inconformidad y pedir solución a sus problemas. Sin embargo, en lugar de recibir una respuesta favorable son calificados de ser manipulados por la derecha internacional y grupos de poder económico en México.

Se dice que se consolida la Transformación en México, pero la mayoría de la gente no lo percibe y al mirar su entorno simplemente se dan cuenta que esta peor que hace varios años.

Y por más que cada día que pasa se señala que vamos bien, que las cifras de crecimiento económico apuntan hacia arriba, que la inseguridad se ha disminuido en poco más del 30 por ciento y que existe ya la base para que México repunte, los mexicanos no lo perciben de esa manera.

El clamor popular es mayor seguridad para la gente y el gobierno federal les receta una policía represiva. Se habla de que la derecha y los opositores hacen politiquería, pero no se les invita a dialogar para encontrar soluciones a favor de todos.

Por todo esto es importante que el gobierno federal y los estatales y municipales empiecen a trabajar en coordinación con la población para hacer frente a los problemas, erradicar el enojo de la gente y la división social, para establecer v una unidad con un solo objetivo, el bienestar de todos.

Pero esto tiene un factor y este es la voluntad, , mientras que de parte del gobierno federal no haya esa voluntad de escuchar a la gente, al pueblo como lo denomina el propio gobierno, no habrá la oportunidad de encontrar esas soluciones.

La confianza del pueblo para el gobierno se gana con trabajo, con hechos y no con encuestas, que solo son una parte mínima del total de la población

Es tiempo de dejar que las encuestas decidan el rumbo del país para cambiarlo por trabajo, diálogo y una paz social.