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Les confieso que cuando tomó posesión el nuevo gobierno yo también tuve la esperanza de que todo iba a cambiar para bien. En México interpretamos que todo cambio es bueno, despreciando siempre lo que tenemos. Las personas que apoyan al gobierno federal siempre contestan que antes estaba todo mal. No carecen de verdad sus afirmaciones, pero, si las contrastamos con lo que ahora estamos padeciendo, nos quedamos cortos y podemos afirmar que “antes las cosas estaban mal, pero ahora están peor” (algunos me dicen que hay que decir mejor “pior” porque suena más fuerte aún).

¿Por qué nuestro gobierno se empeña con ahínco en hacer las cosas mal? Me pregunto esto, porque parece que se hacen grandes esfuerzos para que todo lo que hace nuestro gobierno salga mal. Mucha gente realmente cree que el gobierno actual hace todo mal para generar más pobres, ya que ello le permite tenerlos más controlados.

Hace tiempo escribí en mi libro que se titula igual que esta columna lo siguiente:

“El Doctor Rafael Ruíz Harrell (1933-2007), escribió en 1986 un libro denominado Exaltación de ineptitudes que describe de forma magistral el por qué al PRI le interesa mantener la pobreza en México, mencionando que simplemente por la razón de que los pobres son fácilmente manipulables para el sistema corporativo, clientelar que el PRI… maneja magistralmente. Cuando al país le va bien económicamente, lo primero que sucede es que crece

la clase media y el PRI empieza a perder elecciones.” (Angulo Parra Carlos, Última Instancia 2015. Pag. 72. Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S.C., Grupo Editorial Indicador Político, Durango 223, Col. Roma. Del.
Cuauhtémoc, 06700 México, D.F).

Considerando que el presidente viene precisamente del PRI, ¿piensan ustedes que esté haciendo este mal gobierno por diseño? En realidad, yo no me atrevería a afirmarlo, pero parece que así lo está haciendo.

Es inaudito cómo todo lo que hace actualmente el gobierno a ciegas lo apoya su partido Morena. Parece que lo hace mal, para generar deterioro económico, para hacer crecer la pobreza, para generar problemas y luego simular que los va a arreglar, para que con esas simulación aparente que las cosas van a cambiar para bien, pero en realidad haya resultados negativos, que usa como combustible para echarle la culpa a otros (véase el programa de vacunación, la contrarreforma energética).

Lo increíble del asunto, es que los más perjudicados le creen, porque se van más hacia las formas, como las conferencias presidenciales cotidianas que hacen sentir al pueblo que su presidente está cerca de ellos, independientemente de que se los está, literalmente, “cargando el payaso”, según la expresión coloquial.

No me voy a poner a describir lo que ya todos sabemos que hace mal el gobierno (me gustaría que alguien me ilustrara qué cosas hace bien el gobierno federal). Pero si quiero concluir esta entrega, manifestando que la clase media, que es, por cierto, producto de los gobiernos anteriores que tanto odia nuestro presidente, es la clase mayoritaria del país, y está consciente de que nuestro gobierno está haciendo todo mal. Y lo hace así, principalmente, porque a los legisladores del Partido Oficial (ahora así le digo a Morena, porque proviene del ADN priista del presidente), así lo quiere y apoya.

Morena y sus aliados, tienen la mayoría en el Congreso, pero si la oposición se las quita este año, en las elecciones del 6 de junio, se les acabó su estrategia de hacer lo posible de seguir jalando clientelas electorales para afianzar la estructura de poder que actualmente tienen.

Pero, para que eso se dé, será necesario que la gente salga a votar, tomando en consideración que la clase socioeconómica que más se abstiene de votar en las elecciones, es precisamente la clase media, la cual es la que, si no se logra quitarle la mayoría a Morena en la Cámara de Diputados, saldrá más perjudicada.

Para que eso no suceda, debemos trabajar fuertemente para generar las redes ciudadanas de promoción y defensa del voto necesarias para vencer al abstencionismo.