Existe una expresión en aeronáutica que significa que cuando una aeronave se encuentra en el proceso de despegue y viene acelerando en el suelo antes de levantar el vuelo, hay un breve espacio físico para que el piloto tome la decisión de continuar con el proceso de aceleración para elevar la nave o frenarla súbitamente para “abortar” el despegue. A ese espacio físico se le denomina como el “punto de no-retorno, ya que si el avión pasa ese espacio se tiene que elevar y si existen circunstancias que le impiden tomar el vuelo y no se frena el avión, éste tendrá un accidente fatal.
Quise usar este ejemplo para explicar lo que le puede pasar a México si los ciudadanos no tomamos a tiempo la determinación de frenar a nuestro presidente a tiempo antes de que literalmente estrelle al país en una gran catástrofe económica, con dimensiones de tragedia humana, que puede generar más violencia y más pérdidas de vidas humanas y hundirnos más en la pobreza.
El sector empresarial, con excepción de COPARMEX presidida por Gustavo de Hoyos, le ha venido apostando a acelerar el avión del país para posiblemente pasar el punto de no-retorno para que AMLO siga con sus políticas económicas incongruentes, falases y sin sentido lógico, de alimentar a PEMEX con recursos públicos que no serán suficientes para su éxito; prefiere también construir un aeropuerto que no tiene ninguna viabilidad técnica, desperdiciando los recursos utilizados para el aeropuerto de Texcoco y gastando amplios recursos del erario para su cancelación, para la construcción de una refinería localizada en un lugar apartado de los principales centros de consumo de combustibles del país, que cuesta 5 veces más que comprar una en Texas que produzca combustibles de inmediato para los mexicanos exclusivamente, y para la construcción de un ferrocarril que no tiene sustento económico de ninguna especie.
Todos estos recursos que son necesarios para generar seguridad y justicia, salud, servicios públicos e infraestructura, para la promoción económica del país, así como apoyo a los habitantes vulnerables.
Pero lo peor es que AMLO se ha empeñado en generar condiciones políticas en el país que no garantizan seguridad alguna para la inversión privada y extranjera, situación que claramente se está viendo con los últimos datos publicados por el INEGI, de que tenemos un crecimiento en el mes de abril del 0.1% que se puede deteriorar al grado de tener cero crecimiento en el año, ya que dice el INEGI, que “en términos anuales, el IGAE registró un avance real de 0.3%”.
Es claro que en, en términos políticos, la iniciativa privada no enfrenta al gobierno manifestando su desacuerdo en sus políticas económicas, pero en términos reales no invierte, por más que se “comprometa” en actos públicos protocolarios, no lo está haciendo en la realidad.
Esta situación hace que no estemos haciendo gran cosa para evitar lo que AMLO hace, que tiene como consecuencia la destrucción de la economía y la falta de confianza para invertir.
Si los empresarios y la sociedad civil se unen y presionan a los legisladores y políticos de MORENA a considerar lo que pasará si dejan a AMLO hacer lo que hace sin restricción alguna (cosa que Trump sí hizo con gran éxito), podemos fácilmente pasar de ese “punto de no-retorno” y llevar al país al desfiladero.
Esperarse a las elecciones del 2021 cuando se renovará totalmente la Cámara de Diputados va a ser demasiado tarde para revertir la debacle. Para entonces el país va a estar en el suelo ardiendo como una nave que no se detuvo en el punto de no-retorno.
Actuemos ahora con decisión y determinación, como lo hizo Trump, así obtuvo su objetivo para su beneficio. Unámonos los liderazgos del país para lograrlo ahora en beneficio de México.