La semana que concluye nos mostró que Claudia Sheinbaum aún no ha entendido que ella es la presidenta y que nadie puede decidir por ella, Por un lado, en lo externo quiso mostrar fortaleza al asegurar que, en una plática, vía telefónica, sostenida con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, había podido postergar la aplicación de un incremento en los aranceles a productos mexicanos que entran en el país vecino.
Sin embargo, no informó que, para posponer esta medida, tuvo que mostrarse dócil y aceptar, las recomendaciones, ordenes, de Trump para mandar 10 mil elementos de la Guardia Nacional a resguardar la frontera norte de nuestro país. Es decir, establecer un bloque que impida a los migrantes cruzar hacia el país vecino sino es por la vía legal.
Esto significa que tendrá que descuidar la seguridad en algunos lugares en el país para complacer las demandas de Trump, en otras palabras, pone en riesgo a miles de mexicanos que se encuentran rehenes de los grupos criminales.
Esto por supuesto genera mayor incertidumbre sobre la seguridad pública y la garantía de que los inversionistas, empresarios y población en general, no se vean amenazados por grupos criminales a través del cobro de piso, extorsión, o robo. Por tanto, la población mexicana sale pagando y sufriendo las consecuencias de esta decisión.
A esto se suma que la frontera sur, se descuidará y será la entrada de migrantes de otras naciones que posiblemente se quedaran varados en nuestro país y esto significa que el gobierno mexicano tendrá que destinar recursos para atenderlos en sus necesidades más básicas.
También, esta semana, nos mostró una Claudia Sheinbaum, que no puede desprenderse de la herencia de su mentor y aunque habla de democracia, esto está ausente en sus decisiones, como la de no invitar a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña a conmemorar la promulgación de la Constitución Política de 1917. Esta hizo ver que Claudia Sheinbaum no ha logrado deslindarse de su antecesor, esto se confirma porque ha permitido que se sigan destruyendo instituciones y organismos que daban cierta certidumbre de un país más equilibrado en lo político, social y económico.
La democracia en el país ha desaparecido casi por completo, porque solo gobierna para los que piensan igual que ella y sigue llamando adversarios a quien no lo haga así, y esto mantiene una división social en México.
Sheinbaum Pardo no ha querido reconocer que la política pública aplicada por su antecesor hizo al país retroceder varios años en su desarrollo económico y social. López Obrador dejo una economía casi parada en su totalidad, con crecimiento promedio de 0.9 por ciento y un déficit elevado.
Y aunque en ocasiones ha logrado el apoyo de los sectores productivos del país, al momento de ofrecer soluciones su ideología partidista está por encima del bienestar de los mexicanos. Lo que implica un avance lento en las estrategias presentadas para un crecimiento económico nacional.
México requiere de unidad para salir adelante ante un mundo que empieza a convulsionarse ante las decisiones de Trump, y si no se fortalece nuestro país desde lo interior, el futuro cercano seguirá siendo aún mas de incertidumbre que de triunfos.