Rusia aseguró este domingo que desea tener unas relaciones basadas en el “respeto mutuo” con Estados Unidos (EU), y negó que esté amenazando a Ucrania, pese a haber concentrado tropas en la frontera; además, señaló que necesita garantías concretas para su seguridad.
Aunque las tensiones están un máximo desde hace meses entre Moscú y los países occidentales en torno a Ucrania, las autoridades rusas subrayaron que tienen intención de seguir la vía diplomática.
“Queremos relaciones buenas, equitativas, de respeto mutuo con EU, como con todos los países del mundo“, declaró el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, al Canal 1 de Rusia.
No obstante, insistió en que Moscú no quiere en una posición en la que su seguridad “se vea infringida diariamente“, como ocurriría si Ucrania fuera incorporada a la OTAN, una eventualidad que Rusia ve como una amenaza existencial.
Según Lavrov, Moscú continuará buscando “garantías, que no sean compromisos políticos sobre el papel, sino también garantías jurídicamente vinculantes que tengan en cuenta los intereses legítimos de Rusia”.
Precisó que el Gobierno ruso enviará próximamente a los países de la OTAN, y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE, “una solicitud oficial que los inste a precisar cómo piensan poner en marcha su compromiso de no reforzar su seguridad en detrimento de la seguridad de los demás“.
Anteriormente, Lavrov ya había insistido en que Rusia no quiere guerra, y que prefiere optar por la vía diplomática.
Rusia advirtió que sus peticiones no son atendidas, ordenaría represalias, pero no precisó de qué tipo.
Los antecedentes del conflicto entre Rusia y Ucrania
Rusia ha sido acusada, desde finales de 2021, de haber concentrado cerca de 100 mil soldados en la frontera ucraniana con el objetivo de atacar al país vecino.
Moscú niega tener ninguna intención belicosa, pero reclama garantías por escrito para salvaguardar su seguridad, como que la Alianza Atlántica no admita nuevos miembros, sobre todo Ucrania. Una demanda clave que EU rechazó esta semana por escrito, aunque dejó la puerta abierta a negociar, y el Kremlin apuntó que quiere darse tiempo para analizar la situación.
El domingo, el jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, aseguró una vez más que Rusia no quiere una guerra con Ucrania, y acusó a los occidentales de exacerbar las tensiones con “sus propios propósitos egoístas“.
Varios países occidentales anunciaron en los últimos días el envío de soldados a Europa oriental, incluyendo a EU (que ya puso en alerta a ocho mil 500 militares para reforzar la OTAN) y Francia, que quiere desplegar varios centenares de soldados en Rumanía.
El primer ministro británico, Boris Johnson, le propondrá la próxima semana a la OTAN que despliegue tropas para responder al incremento de la “hostilidad rusa” hacia Ucrania.
Sin embargo, las autoridades ucranianas pidieron a los occidentales que permanezcan “firmes y vigilantes” en las negociaciones con Rusia, pero que no siembren el pánico.
Tanto los europeos como los estadounidenses prometieron unas sanciones sin precedentes si Rusia ataca Ucrania.
El Reino Unido, que en las últimas 48 horas realizó varias declaraciones para acentuar la presión sobre Rusia. Contempla imponer unas sanciones que afecten a “cualquier empresa de interés para el Kremlin y el régimen de Rusia“.
Sobre la mesa también estaría el gasoducto estratégico Nord Stream 2, que conecta a Rusia con Alemania, o el acceso de los rusos a las transacciones en dólares.
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