El Banco de México (BdeM) decidió por unanimidad recortar este jueves en un cuarto de punto porcentual su tasa de interés de referencia para colocarla en 10.25 por ciento, esto en un contexto en el que la inflación repuntó en el último mes.
Se trata de la tercera ocasión consecutiva que el banco central reduce la tasa que determina el costo al que se financian empresas y familias en México.
De acuerdo con su comunicado de política monetaria, si bien el panorama inflacionario aún amerita una postura restrictiva, la evolución que ha presentado implica que es adecuado reducir el grado de apretamiento monetario.
Hacia delante, el BdeM prevé que el entorno inflacionario permita ajustes adicionales a la tasa de referencia. No obstante, tomará en cuenta la perspectiva de que los choques globales continuarán desvaneciéndose y los efectos de la debilidad de la actividad económica.
Asimismo, dijo que considerará la incidencia de la postura monetaria restrictiva que se ha mantenido y la que siga imperando sobre la evolución de la inflación a lo largo del horizonte en el que opera la política monetaria.
“Las acciones que se implementen serán tales que la tasa de referencia sea congruente, en todo momento, con la trayectoria requerida para propiciar la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3 por ciento en el plazo previsto”, apuntó.
El banco central destacó que en octubre la inflación general repuntó a 4.76 por ciento en octubre, por los efectos de choques de oferta que han afectado al componente no subyacente. En este contexto, los pronósticos para la inflación general se ajustaron al alza en el corto plazo como resultado de los choques de oferta.
No obstante, apuntó, se sigue esperando que la inflación general converja a la meta en el cuarto trimestre de 2025.
Estas previsiones están sujetas a riesgos. Al alza: persistencia de la inflación subyacente; mayor depreciación cambiaria; mayores presiones de costos; afectaciones climáticas; y escalamiento de conflictos geopolíticos. A la baja: una actividad económica menor a la anticipada; un menor traspaso de algunas presiones de costos; y que el efecto de la depreciación cambiaria sobre la inflación sea menor al anticipado.
“Se considera que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza. Sin embargo, el panorama inflacionario ha venido mejorando, luego de los profundos choques ocasionados por la pandemia y la guerra en Ucrania. El comportamiento de la inflación subyacente da cuenta de esta mejoría”, señaló.
Con información del periódico La Jornada