Después de estos inesperados resultados electorales, es necesario reflexionar sobre el significado de ellos, lo que debemos de aprender al respecto y los riesgos que enfrentamos en México.
1. En primer lugar, debemos reconocer el repudio de los ciudadanos mexicanos hacia los partidos de oposición, lo que representan y la falta de destreza en sus campañas de transmitir a la población la amenaza que representa permanecer con el actual gobierno y la esperanza que la oposición ofrecía con la candidata Xóchitl Gálvez para componer las cosas en nuestro país.
2. El presidente de la República, con su política de polarizar a la sociedad mexicana, para convertir a muchos ciudadanos en adversarios, en donde el país lo divide entre pobres y conservadores, entre personas que reciben apoyos económicos del gobierno y clasemedieros que aspiran a crecer en sus ingresos derivado de sus esfuerzos, entre trabajadores de salario mínimo y personas emprendedoras que aspiran a incrementar su patrimonio y mejorar su vida, entre personas que trabajan en la informalidad y empresas que crean empleos, entre científicos y personas sin estudios, etc. Todo ello ha creado el caldo de cultivo necesario para generar clientelas que visualizan a morena como una especie de secta comandada por su sumo sacerdote AMLO, que genera una veneración y apoyo, independientemente de los resultados de gobierno.
3. Debemos comprender que, aunque el gobierno y su partido violaron todas las reglas que ellos mismos impusieron para tener elecciones equitativas, la oposición no fue lo suficientemente contundente de defenderse y de generar una reacción ciudadana de protesta que obligara a que se corrigiera el rumbo y tener unas elecciones con piso parejo.
4. Es necesario comprender que la ciudadanía sola, trabajando por fuera de los partidos políticos, no da para ganar elecciones, más en contra de un adversario que está mimetizado con el gobierno, ya que a la ciudadanía le falta la estructura necesaria, la disciplina y recursos económicos con los que los partidos cuentan.
5. El llevar a cabo una campaña requiere un solo mando y alineación a las múltiples acciones que requieren las competencias electorales, el querer llevar a cabo una campaña con tres partidos, una candidata y organizaciones de la sociedad civil, inmiscuyéndose con todos, no lleva mas que a tener acciones desarticuladas sin una clara dirección estratégica.
6. Es necesario trabajar en una estrategia de comunicación que penetre hacia el ciudadano de más bajo nivel educativo y económico sobre los riesgos de tener un gobierno autoritario, sin contrapesos ni controles constitucionales.
7. Se necesita depurar a los partidos de oposición para que no sean en su interior autocráticos, que solo velan por los intereses de sus dirigencias. Si esto no es posible, hay que formar un solo partido de oposición fuerte para que le haga contrapeso al gobierno actual.
8. El mayor riesgo del triunfo de Morena, al obtener la presidencia de la República y al Congreso de la Unión con mayorías calificadas, es el poder de reformar la Constitución, que conlleva a la destrucción de la Suprema Corte, del INE y del INAI, sin estos contrapesos el gobierno puede hacer lo que desee; destruir nuestras libertades, afectar a nuestros patrimonios y destruir nuestra democracia.
9. Lo anterior nos puede llevar a una fuga masiva de capitales y de personas hacia el extranjero, nos resta competitividad, perdemos inversiones nuevas, por lo tanto, trabajos, y se generará una gran crisis económica.
10. La militarización del país se dirigirá a controlar levantamientos sociales y el crimen organizado se sentirá como en casa para seguir haciendo sus fechorías.
Conclusión:
Aunque la naturaleza de nuestro país no da para tener un régimen tipo Cuba y Venezuela, ni con Lázaro Cárdenas como presidente, en pleno régimen autoritario, México no cayó en un comunismo de ese tipo.
Sin embargo, no debemos de bajar la guardia en continuar actuando como oposición, tomando como prioridad el educar a la población sobre la participación ciudadana en la cosa pública y en la política partidista, para recuperar a nuestra democracia y nuestra República.