El Gobierno ha simplificado la polémica.
Si desde junio López Obrador anunció el apoyo priista a su paquete económico, a su presupuesto y a su reforma eléctrica, lo hacía con mucho conocimiento.
No apostó al dirigente Alejandro Moreno, Alito, ni a la cabeza de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados.
La coordinación recayó en Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila, esposo de la secretaria General, Carolina Viggiano, y el mismo alto dirigente.
Ellos tres se repartieron las diputaciones plurinominales y en tal calidad anuncian consultas para determinar si respaldan al Gobierno y su partido.
También convocan para el 11 de diciembre a una Asamblea Nacional donde, supuestamente, las bases “de la trinchera” tomarán la voz y las determinaciones.
Luego, con el hipotético aval de la militancia, instruirán a sus bases para decir sí o no a cuanto plantee Palacio Nacional simplemente para palomear sin cambio alguno.
Es un mensaje equivocado.
NI ALITO NI MOREIRA
En realidad los ejes se mueven en otro lado.
Palacio Nacional, eufemismo para informarle a usted sobre ya sabe quién, tiene plenamente identificadas qué palancas usar y qué personajes amenazar.
Son los gobernadores del PRI.
No son muchos.
Por peso específico:
Alfredo del Mazo, quien por el Estado de México tiene la mayor bancada y es visto como guía del priismo a falta de una figura mayor.
También está Miguel Riquelme, visto desde la Federación como un hombre de gran control sobre Coahuila y difícil de arrebatar el poder.
Omar Fayad, de Hidalgo, es catalogado como muy cercano al Presidente y al mando de un estado listo para ser engullido por la maquinaria federal el año próximo.
En la misma circunstancia ven a Oaxaca, pues el año próximo Alejandro Murat termina su mandato y ahí López Obrador ha sentado reales desde ese malhadado gobernador Gabino Cué.
Sobre ellos trabaja Palacio Nacional y ya saben: o se hincan para recibir dinero federal o se ahorcarán si no apoyan las iniciativas presidenciales.
ROSARIO vs. LÓPEZ
1.- El 21 de octubre informamos aquí cuál es el sentimiento de Rosario Robles sobre López Obrador.
“Estoy arrepentida de haberle entregado el poder a López Obrador”, titulamos la columna de ese día con palabras suyas.
Ayer las ratificó ante José Cárdenas en su noticiero de Radio Fórmula y dijo más:
-Sin esa entrega tal vez jamás hubiera sido Presidente de México -lo cual la hubiera liberado de la cárcel y la persecución actuales.
También subrayó lo dicho aquí antes: López Obrador le tiene miedo como política y por eso la mantiene como perseguida política.
Y 2.- Quién lo creyera.
Como en la política y administración de Gobierno hemos regresado más de medio siglo, también lo hacemos de manera ideológica.
Vaya este dato: legisladores del Partido del Trabajo (PT), senadores y diputados, toman clases de ruso para luego especializarse en socialismo de los setenta.
O sea, el evento internacional convocado por su eterno dirigente Alberto Anaya con Evo Morales, cubanos y otras rémoras comunistas, no es casual.