El presidente de la República ha estado insistiendo recientemente, en los eventos de aniversario de la promulgación de nuestra Constitución en que el Instituto Nacional Electoral tiene que cambiar al estilo de Costa Rica. Miren nada más que conveniente.
En Costa Rica, el órgano electoral encargado de las elecciones es elegido por el tribunal electoral. Este Tribunal en Costa Rica lo elige la Suprema Corte de dicho país. En México los ministros de la Suprema Corte de Justicia son elegidos por el Senado, a propuesta del presidente de la República.
Actualmente en México, los consejeros electorales del IFE se eligen por mayoría calificada de los integrantes de la Cámara de Diputados, a partir de perfiles perfectamente determinados, a propuesta de Comité Técnico de Evaluación especial, integrado por 7 personas expertas, dos de ellas designadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, tres por la Cámara de Diputados, y dos por el Instituto Nacional de Transparencia. Dicho Comité Técnico realiza las evaluaciones técnicas y de idoneidad correspondientes para recomendar su elección a la Cámara de Diputados, en una proporción de cinco personas por cada vacante del INE [ artículo 41 constitucional].
Si el pleno de la Cámara de Diputados no se pone de acuerdo sobre los candidatos propuestos, se designan dentro de los candidatos a los consejeros electorales sugeridos, por insaculación. Es decir, al azar dentro de los propuestos.
Como se puede ver, el presidente ahora quiere tener él la decisión en última instancia, sobre la designación de los consejeros electorales, ya que él la tiene para decidir quiénes serán los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, conforme al artículo 96 de la Constitución, y conforme a lo que dicta la Constitución de Costa Rica, los que designan al equivalente a los consejeros electorales del órgano que lleva a cabo las elecciones son los integrantes del Tribunal Electoral, cuyos miembros, a su vez, son designados por la Suprema Corte de dicho país.
Así, que ahora nuestro presidente, muy convenientemente, quiere tener la última instancia para designar él a los consejeros electorales del INE, para que de esa manera él tenga la influencia necesaria para controlar las elecciones en nuestro país.
Pero al presidente se le olvida, que para realizar esto en México, es necesario reformar la Constitución, y no cuenta con los votos suficientes para ello, ni en la Cámara de Diputados ni en la Cámara de Senadores.
Pero, ojo, lo que sí puede hacer el presidente, y de hecho ya lo ha realizado, es no otorgarle al INE el presupuesto necesario para que pueda llevar a cabo de forma eficiente el control y supervisión de los procesos electorales, quitándole el presupuesto necesario para ello. Ya lo ha realizado con éxito en el procedimiento para la Revocación de Mandato.
Es por eso, que los ciudadanos y los partidos políticos de oposición debemos ejercer desde ahora la mayor presión política a los diputados federales, quienes son los que votan el presupuesto de la federación, para que se comporten con responsabilidad democrática para proporcionarle al INE los recursos suficientes para llevar a cabo cabalmente su labor.
Por eso, es crucial la labor que los ciudadanos tenemos que realizar de ponerle a nuestros diputados un marcaje personal para que otorguen al INE los recursos necesarios para que nuestra democracia quede garantizada.
Toda labor de estrangular al INE de recursos debemos de considerarla como un ataque directo a nuestros derechos democráticos, ya sea que venga del Poder Legislativo o del Poder Judicial.
Nuestra democracia está siendo amenazada por el presidente y su partido. Son ellos poderosos, pero los ciudadanos tenemos más poder que ellos si nos organizamos y actuamos en consecuencia. La desidia y la actitud de esperar “para ver qué pasa”, son nuestros propios enemigos. ¡No dejemos que el país se nos salga de las manos!