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Arturo Zaldívar siempre fue un ministro cercano al poder presidencial. Primero lo fue con Felipe Calderón, quien lo nominó y luego terminaron peleados, y después con Andrés Manuel López Obrador. En enero del 2019 asumió -en una votación histórica, por cerrada y dividida- la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y su relación con la autodenominada Cuarta Transformación (4T) se estrechó, al grado de que, junto con el entonces consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, elaboraron e impulsaron la aprobación de una Reforma Judicial en 2021, una de las más relevantes en las últimas décadas.

La relación de Zaldívar con el gobierno de la 4T era tal que intentaron extenderle su mandato como presidente de la Corte por dos años, precisamente en el contexto de la Reforma al Poder Judicial. No obstante, el “atrevimiento” salió mal y el pleno del máximo tribunal se pronunció sobre la constitucionalidad de la medida y decidió rechazarla por unanimidad.

La suerte de Zaldívar quedó echada tras ese desliz y su futuro dentro de la Corte se complicó más con la llegada de Norma Piña a la presidencia. El ministro chocó desde el día uno con ella y con otros ministros cercanos a Piña, como Alberto Pérez Dayán, con quien incluso escaló el conflicto a los ataques verbales.

Así las cosas, Zaldívar evaluó desde hace varios meses la posibilidad de dejar su cargo. No fue sino hasta que en Morena se decidió que Claudia Sheinbaum sería la candidata presidencial, que el ministro comenzó a pensarlo seriamente. Las pláticas del lunes por la noche entre Zaldívar y el presidente López Obrador, y de hoy por la mañana con Sheinbaum, lo hicieron dar el paso y presentar su renuncia, la cual ya fue aceptada por el presidente y ahora tendrá que pasar la aduana del Senado, donde necesita la aprobación de dos terceras partes, es decir la mayoría calificada.

Como están las cosas entre la 4T y la oposición, no se anticipa nada fácil que le aprueben la renuncia, por lo que el tema será uno más de los enfrentamientos entre partidos, y le dará más gasolina a la intención del presidente López Obrador de reformar estructuralmente al Poder Judicial de la Federación, mientras lo va debilitando financieramente, con el recorte a su presupuesto en el 2024 y la extinción de sus fideicomisos.

Zaldívar se irá a la campaña de Sheinbaum, más que para asesorarla legalmente, para darle forma a la propuesta de AMLO de reformar al Poder Judicial, y luego de que hayan pasado los dos años que constitucionalmente se requieren para poder tomar un cargo como secretario de Estado, legislador o fiscal general, si es que Sheinbaum logra la Presidencia.

Se prevé que en septiembre del 2024, con un nuevo Congreso instalado y una presidenta o presidente electo, se envíe al Poder Legislativo la iniciativa de reforma al Poder Judicial, otra vez con el sello de Zaldívar, el ministro que, pese a no haber sido propuesto por AMLO, nunca dudó en mostrar su cercanía y respaldo.

Con información del periódico el Universal