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La presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, durante una sesión del pleno.
Rosario Piedra Ibarra, presidenta de Comisión Nacional de los Derechos Humanos Rosario Piedra Ibarra, presidenta de Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Cuartoscuro)

Algunos lo conocen como un “colectivo”; para otros es una organización civil. Para los más, un grupo de presión y ascenso político asentado y pretextado en una causa de la cual Rosario Ibarra de Piedra fue pionera distinguida: la localización de los desparecidos de la guerra sucia de los años 70, (entre ellos un hijo suyo de extrema juventud) y los subsecuentes actos represivos del Estado.

“Eureka”, cuyo nombre significativamente proviene del hallazgo de Arquímedes sobre el volumen de los cuerpos al sumergirlos en agua y calcular el desplazamiento, expresa el hallazgo o el descubrimiento de algo. Rosario Ibarra de Piedra, mujer culta además de políticamente radical, llamó así a la organización de búsqueda.

Jamás encontró a su hijo pero sí una candidatura presidencial y varios cargos y distinciones coronadas con la medalla Belisario Domínguez y –por lo visto–, un empleo bien remunerado para su hija como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en la cual tan ilustre auxiliar del trabajo materno no ha hecho nada para aumentar el prestigio de la familia.

Al contrario.

En la evaluación previa en el senado para designar a quien la suceda (excepto si se impone una decisión reeleccionista para presidir la devaluadísima CNDH), terminó –como corresponde a su manifiesta ineptitud–, en uno de los últimos lugares.

Pero –como se sabe—a pesar de esta descalificación los sectores “duros” de Morena desean continuar con el dedazo del señor de Tabasco, por cuya voluntad la señora Piedra llegó al cargo al cual hoy se aferra con uñas y dientes, inexplicablemente ascendida en la escalera clasificatoria hasta un inmerecido segundo lugares del cual desplazó a Tania Ramírez cuyo desempeño y conocimientos ante la ya dicha comisión evaluadora fue impecable. Por eso la “bajaron”.

El caso de esta pétrea mujer, además de patético por su grosero aferramiento, es materia de rechazo hasta de quienes conforman el ya mencionado colectivo. Ni los otros herederos políticos de doña Rosario (como le decían a su madre), pueden respaldara después los años de pésima gestión en favor de cualquiera (especialmente del gobierno), menos de las víctimas de abusos del poder.

“®.- Integrantes del Comité ¡Eureka!, formado por familiares de desaparecidos en México, pidieron excluir a Rosario Piedra Ibarra de la terna para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

“El Comité ¡Eureka!, que fue fundado en 1977 por Rosario Ibarra de Piedra, reconocida defensora de los derechos humanos en México y madre de Piedra Ibarra dijo respetar la trayectoria de la hoy titular de la Comisión; sin embargo, observó tras su nombramiento el 16 de noviembre de 2019, “la insuficiencia y deficiencia” de su administración.

“Es inaceptable que, por intereses ajenos al proceso, se imponga a una persona que demostró durante cinco años su incapacidad para dirigir la CNDH con independencia del Estado. Se impone a una candidata que no figuraba entre los cinco mejores evaluados, lo que deja un mensaje de incertidumbre y desconfianza”, aseguró ¡Eureka! en un comunicado.

“El comité remarcó que la inacción de Piedra Ibarra en temas de derechos humanos fue trascendental para que decidieran no apoyarla en su reelección.

“Un hecho que respalda esta percepción es su silencio ante la negativa de Sedena (ahora Defensa) a entregar información clave para el esclarecimiento del paradero de nuestros familiares desaparecidos durante la etapa de terrorismo de Estado”, expuso.

“En general, su actuación parece abonar a la impunidad de los perpetradores del terrorismo de Estado y al discurso oficial de olvido, obediencia debida y punto final”.

Pero todo es no importa. Lo único con peso ahora es la orden de quien manda en Morena. No importa si lo hace de cerca o de lejos. Tanto antes, como ahora su palabra es la ley.