COMPARTIR

Loading

Tal vez ni él descifra sus deseos.

Fiel a los ejemplos de su maestro -por eso le dicen Samlito o fosforito -, Samuel García intentó presionar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

¿Para qué?

Llamó por teléfono a varios para recomendarles mi caso a fin de rescatar su futuro político del voto del Congreso de Nuevo León.

No les respetó siquiera el fin de semana.

Porque el domingo, mientras desayunaba, uno de los integrantes de la Sala Superior le tomó la llamada y escuchó la petición de intervenir a su favor más o menos con el siguiente diálogo.

¿Viene usted?

No, yo estoy atento en Nuevo León. Usted comprenderá que es de mi máximo interés…

No sé cómo, si no viene usted. Pero, bueno, pues entonces mande a sus abogados y que ellos lo atiendan y litiguen todo.

No hubo necesidad de ceder a la presión.

Todo lo desenredó el ministro Javier Laynez Potisek, por cuya decisión todos sus compañeros fueron descalificados una vez más por el pontífice de las mañanas.

Con esa defensa y la de muchos morenistas queda claro de quién era candidato Samuel García y cuál era su misión: servir a Morena y debilitar al frente opositor y a su abanderada Xóchitl Gálvez.

LA CONSTITUCIONALISTA

Las aguas judiciales también se agitan en otro lado.

Es natural la operación de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, en el Senado de la República a favor de su hermana Bertha María para convertirla en ministra de la Corte.

Lo suficiente para desatender la gobernabilidad en Nuevo León, donde el candidato lopezobradorista por Movimiento Ciudadano tiene al estado hundido en la ingobernabilidad y la incertidumbre.

Pero hay un problema.

Las cuentas en el Senado no dan siquiera entre morenistas y, aun con ellos, hacen falta votos de la oposición para llevarla al feudo de Norma Lucía Piña para completar su pleno.

Por ello otean alternativas y las dos opciones son: comprometer el respaldo de las bancadas de MC y del Grupo Plural a fin de tener los dos tercios necesarios, 86 senadores y acuden todos.

Y quien tendría mayores apoyos entre ellas es Eréndira Cruzvillegas, la última encartada desde Palacio Nacional una vez rechazada la primera terna.

Sería una machincuepa para quitar a López Obrador la carga política -desprestigio para los opositores- de designar de manera directa al sustituto de Arturo Zaldívar para avanzar en la morenización de la Corte.

Las negociaciones avanzan en espera de la decisión final de Palacio.

Y DERECHOS HUMANOS

¿Y quién es Eréndira Cruzvillegas?

Una abogada de izquierda con fama de defensora de los derechos humanos desde el siglo pasado en sus tiempos en el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos).

No forma parte de ninguna élite de abogados o funcionarios públicos, pero sí con mucho conocimiento en materia constitucional y derechos fundamentales.

No milita en partidos, aunque ha trabajado con varias administraciones federales.

En sus propios datos, no se maneja con filias o fobias ideológicas, sino conforme a derecho.

En torno suyo ha surgido una corriente de especialistas para impulsarla con argumento clave: es el único perfil con posibilidades de concitar la mayoría calificada en el Senado.

@urenajose1