De los 80 años de existencia del Partido Acción Nacional, recientemente se ha escrito mucho sobre cuál debe de ser su rol ante el nuevo régimen del gobierno federal conducido por el presidente López Obrador. Los comentaristas generalmente critican al PAN por no tener una clara definición de su objetivo como oposición. Sin embargo, generalmente coinciden en que el PAN es el único partido con viabilidad para ser una auténtica oposición ante el nuevo gobierno.
No obstante, yo considero que los comentaristas y politólogos desean ver un partido que haga oposición en el sentido tradicional, es decir, que critique todo lo que hace el gobierno dando argumentos convincentes de que lo que hace está mal hecho.
Considero que esta forma de pensar tradicional no da ningún resultado con un gobierno comandado por una persona que tiene con la gente un carisma al grado de veneración, ya que fácilmente se destruye por AMLO cualquier argumento, por más convincente que sea, simplemente descalificando a quien lo emite: “Ah, es porque viene de los de la Mafia del Poder, los neoliberales y conservadores que quieren proteger sus intereses mezquinos”.
Hay que comprender que después de un gran hartazgo de la gente por todo lo que tuviera que ver con la política, AMLO presentó una oferta atrayente prometiendo acabar con la corrupción y eliminar con todo tipo de relaciones insanas entre el sector empresarial y el gobierno para hacer negocio en detrimento del pueblo, y limpiar la política para el desarrollo del país, privilegiando a los pobres, prometiéndoles una redistribución de la riqueza que los va a beneficiar.
Por ello sostengo que una actuación de la oposición en el sentido mencionado lo único que va a ocasionar es el fortalecimiento del régimen federal actual y la generación de una mayor polarización y lucha de clases que a la larga va a venir a perjudicarnos a todos.
Para que un partido sea una oposición efectiva a un liderazgo fuerte como el del presidente, es necesario que sea una oposición leal. Me explico, la oposición debe de contribuir al desarrollo del país y a la realización de las promesas de campaña del presidente López Obrador, es decir, principalmente acabar con la corrupción. Aunque parezca extraño lo que propongo, es necesario desarrollar una oposición responsable para que la gente la visualice como un coadyuvante para el desarrollo del país y no como simple y sencillamente alguien que quiera destruir al régimen establecido por López Obrador.
Sí, AMLO está cometiendo innumerables desaciertos en la conducción de la economía, sí la oposición no debe de apoyarlos, pero sí hacer propuestas alternativas. No es lo mismo decir que el proyecto de Dos Bocas no tiene viabilidad económica alguna, a que la oposición presente un proyecto alternativo para el desarrollo del sector energético del país que incluya a PEMEX trabajando mano a mano con empresas mexicanas. No es lo mismo criticar los programas que reparten dinero a proponer usar ese dinero a generar las condiciones para que se invierta y se generen empleos.
El PAN debe desarrollar un gran proceso de reconciliación con los miles de militantes que se sintieron excluidos, invitándolos a que regresen, pero no únicamente con actos escandalosos como los del regreso de FOX, sino con una invitación a que realicen un gran movimiento de promoción ciudadana. Es decir, volver a su misión de crear ciudadanos responsables que se involucren en la cosa pública, desde sus barrios y colonias, escuelas, clubes de servicio, OSCs, municipios, en proyectos culturales, de arte, de estudio, en manualidades, y todo tipo de actividades comunitarias, para ir desarrollando una ciudadanía responsable, proporcionándoles ideas básicas sobre el bien común, estado de derecho, actividades municipales y elementos de la economía.
Solo así el PAN puede aspirar a recuperar la confianza de los ciudadanos, el poder vendrá por añadidura a los ciudadanos.