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A unos cuantos meses de concluir el sexenio, perdido, de Andrés Manuel López Obrador, los focos amarillos están llegando a color rojo y es que la lealtad del 90 por ciento y el conocimiento del 10 por ciento de su equipo, esta haciendo agua a la barca de quien se sintió en algún momento el presidente mas poderoso.

El inquilino de Palacio Nacional ha soñado en mantener el poder por mas de seis años y ha empezado a atar y maniatar a su candidata, que cada vez le queda menos espacio para proponer ideas propias y solo se remite a manifestar que es candidata de la continuad, tratando de ocultar que es candidata del tabasqueño y nadas más.

El sexenio de las ocurrencias, caprichos e imposiciones, posiblemente llegue a su fin sin poder alcanzar la continuidad. Porque aun cuando se intente seguir engañando a la gente con la narrativa de primeros los pobres, ha demostrado a lo largo de estos años que poco le interesa la gente, que su objetivo es acumular una riqueza impresionante y además que sus tres hijos mayores también obtengan riqueza, quizás porque se canso de mantenerlos hasta ahora.

Es cierto que existen millones de personas que siguen engañadas con el sueño del cambio. El cual nunca ha llegado. Pero este sueño esta mas condicionado a recibir “migajas” en pesos de los miles de millones de pesos que el tabasqueño gasta en sus obras, que poca rentabilizad dejarán a la población, pero que tendremos que pagar todos a través de los subsidios y presupuestos.

Esto no significa que deben quitarse los programas sociales, sino pensar en generar riqueza para hacerlos sostenibles o de lo contrario en el corto plazo hasta eso desaparecerá.

El originario de Macuspana empieza a perder popularidad, y esto le duele más que la muerte de mas de medio millón de mexicanos por covid, o los mas de 200 mil asesinatos que se han cometido en sus sexenio, o los mas de 100 mil desparecidos que quiso borrar de un plumazo.

López Obrador sigue con la intención de proponer el camino de México, para los próximos seis años y su marioneta, simplemente debe decir si, y hablar de lo mismo, de una continuidad sin oportunidad de salirse por la línea que se trace.

Porque repito, el solo busca quien administre sus su programa, pero la implementación y las ordenes las seguirá dando él.

El paso siguiente es subyugar al Poder Judicial, para que avale sus mas recientes “ocurrencias” y se le permita al Estado, que maneje a su antojo los recursos de los trabajadores que se encuentran en las Afores, aun cuando esto represente una perdida de esos recursos y los trabajadores no tengan dinero con que sobrevivir los últimos años de su vida, a cambio se les seguirá otorgando una apoyo social menor al salario mínimo.

Porque cuando el tabasqueño dice dejar tareas pendientes y propone el camino de México a través de sus iniciativas es porque define que quien gobernará al país no será su corcholata, sino él.