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A orillas del Lago de Pátzcuaro se ubica el Pueblo Mágico de Tzintzuntzan, sitio que se distingue por haber sido capital del imperio purépecha. Durante la conquista se convirtió en la primera ciudad de Michoacán y fue, muy brevemente, sede episcopal. Su nombre significa “lugar de colibríes”, ya que, de acuerdo con la historia, los tarascos levantaron su capital en Huitzitzilan, que en náhuatl significa “lugar abundante en colibríes”, este nombre fue traducido a la lengua purépecha dando como resultado Tzintzuntzan.

Si deseas conocer este magnífico lugar, que recibió su nombramiento como Pueblo Mágico en 2012, se ubica a tan sólo 4 horas y media por carretera de la Ciudad de México. Déjate maravillar por su arquitectura vernácula de casas de un piso, techos de teja y grandes alerones.

Además, podrás visitar el imponente Convento Franciscano, el cual fue fundado por Vasco de Quiroga y alrededor del cual creció este Pueblo Mágico. Este conjunto religioso está conformado por un jardín, un templo consagrado a San Francisco, el Exconvento dedicado a Santa Ana, la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, el antiguo Hospital de Indios y una capilla.

Aquí se celebró la primera misa en Michoacán y desde este convento se inició la primera evangelización. Hoy, el exconvento alberga el Museo Comunitario de Tzintzuntzan, con una interesante muestra de la historia de la región.

Otro de los magníficos lujos que podrás darte en Tzintzuntzan, es conocer los olivos que fueron plantados hace cientos de años por Vasco de Quiroga y que hoy en día siguen en pie, brindando sombra a quienes los visitan.

Tzintzuntzan, al igual que todos los pueblos hospital de la región, es un lugar de artesanos, aquí son particularmente famosas las típicas vajillas de cerámica con motivos de pescados o de cerámica verde vidriada, detalles que puedes llevarte a casa como recuerdo de tu visita.

Del esplendor de la época prehispánica quedan las imponentes Yácatas, restos del centro ceremonial de una cultura que desde el s. XII dominaba estas tierras. Se trata de son cinco estructuras escalonadas, con una parte rectangular y otra redondeada. Estas impresionantes construcciones son en realidad los basamentos de piedra volcánica sobre los que se construirían los templos de madera. Visita, además, el museo de la zona arqueológica, que exhibe piezas encontradas en las excavaciones: vasijas de barro, herramientas de obsidiana, ornamentos de metal y piedras semipreciosas.

Desde Tzintzuntzan puedes explorar el lago de Pátzcuaro, visitando pueblos hospital como Santa Fe de la Laguna o las islas Tecuena, Yunuén y Pacanda, desde el muelle de Ucazanaztacua.

No te puedes perder el exquisito sabor de este Pueblo Mágico, el cual basa su gastronomía en charales, carpa, lobina, tilapia, y el “pescado blanco”, productos típicos del lago de Pátzcuaro y que se recomienda probarlos en churipo; también puedes pedir un posuti, o unas carnitas; como bebida degusta el atole local.

Si de tradiciones se trata, Tzintzuntzan conserva una de las más arraigadas de México, el Día de Muertos. El “lugar de colibríes” junto con los pueblos e islas que rodean al Lago de Pátzcuaro, forman parte de la celebración más grande del estado de Michoacán. De noche, el panteón de Tzintzuntzan se impregna de la fragancia del cempasúchil, las velas se mantienen encendidas para mostrar el camino a casa y las tumbas están decoradas con flores y comida.