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Número Cero/ EXCELSIOR

El gobierno mexicano no se detuvo a anticipar las consecuencias para el país de un conflicto de proporciones mayores en la geopolítica y economía global como el de Ucrania. El tema nomás no estaba en la agenda presidencial, concentrada en el control de daños de su crisis interna y refutar las críticas de Washington por los crímenes de periodistas. Y punto. Su posicionamiento fue errático hasta advertir el riesgo de no condenar la invasión rusa para la integridad de las fronteras propias y tener que alinearse con EU.

La creencia de que la mejor política exterior es la interior ha jugado una mala pasada a la diplomacia en tres aspectos. El canciller Ebrard se vio descolocado frente a las implicaciones de una guerra que se extiende mucho más allá de sus fronteras con profundas repercusiones en el equilibrio mundial de poderes. El representante en el Consejo de Seguridad de la ONU, Juan Ramón de la Fuente, no asistió a la reunión en que se discutió la crisis y el país perdió una oportunidad clave de fijar una posición firme ante el fracaso de la diplomacia para evitar la guerra. Y tercero, preparar un plan para enfrentar el impacto económico por el disparo de precios de los energéticos, alimentos e inestabilidad financiera internacional.

Como ocurre cuando uno no se deja de mirar el ombligo con la agenda interna presidencial, la visión de lo que pasa afuera se pierde. En su primera postura, recurrir al formulismo como apelar a la solución pacífica, con una guerra en marcha, dejó un mensaje tibio en el que ni siquiera se mencionaba a Rusia ni la palabra “invasión”. Ebrard estaba más ocupado en la redacción de un extenso comunicado para combatir declaraciones “injerencistas” de EU y culpar al contrabando de armas del asesinato de periodistas, que en definir el lugar donde situar a México en el conflicto de Ucrania. El Presidente le había ordenado conjurar la amenaza “intervencionista” de Washington como si se tratara de evadir un golpe blando dentro de la sobrerreacción por el viejo reclamo del financiamiento a Mexicanos contra la Corrupción por el reportaje del escándalo.

Esa obsesión de Palacio Nacional por sus problemas internos no les dejaba ver el elefante en la habitación hasta que Donald Trump salió a ensalzar como “genial” la acción de Putin y declarar que debería replicarse en la frontera con México para pacificarla del crimen y el tráfico de migrantes. México no puede ignorar los riesgos de posturas como ésa con el avance electoral de los republicanos y la vuelta del expresidente a la contienda por la Presidencia en 2024. Pero, sobre todo, ignorar que el alineamiento en zonas de influencia reduce el espacio a posiciones de neutralidad en la geopolítica de bloques como el de Norteamérica.

El resultado es que México tuvo que corregir su postura inicial y dejar claro en el Consejo de Seguridad su condena a la invasión. Entonces sí uso el término e incluso López Obrador fue enfático en extenderlo a cualquier intervención militar como ha sufrido México en su historia. Las opciones para sortear la crisis energética, la interrupción de cadenas de suministro y desabasto de alimentos y materias primas, depende del mercado de América del Norte en un momento en que, además, las relaciones con EU están intoxicadas por críticas y reclamos.

Las implicaciones económicas del conflicto no son menores para México. El alza del petróleo y del gas obligará a subsidiar su importación de EU si el Presidente mantiene su promesa de contener el precio, aunque ahora sin recursos fiscales. El Presidente para salir al paso declara tener un plan B –que nadie conoce– para garantizar el abasto, pero sin capacidad de aumentar reservas de combustible por falta de infraestructura de almacenamiento, como se vio en la operación contra el huachicol y el gas en Texas. Esta tormenta perfecta sobre una renqueante economía nos agarra con las manos en la puerta y con un Presidente que dice “ya no poder más” presumiblemente con los problemas del país. En el gobierno se percibe desconcierto y cansancio de un mando hipercentralizado. Así es muy complejo para Ebrard o cualquier otro integrante del gobierno no estar fuera de la base frente a las nuevas emergencias que se avecinan. Ya veremos…