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Agregue una fecha más por su trascendencia: 1 de septiembre de 2025.

Desde ayer esa fecha recordará el día en que Morena, movimiento político que arribó en 2018 a la Presidencia de México con Andrés Manuel López Obrador, consumó su dominio sobre los tres Poderes de la Unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Fue, sin duda, un día de simbolismos y definiciones que inició muy temprano entre rituales, danzas y limpias.

No era sólo para dar inicio al periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión donde Morena “atoró” el arribo del PAN a la Mesa Directiva; o para el arranque del ciclo escolar en educación básica o para que la primera mujer Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo rindiera su  primer informe de gobierno ante los de casa, los suyos, sin la presencia de algún representante de la oposición.

El 1 era y es el día para cerrar una era en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); para dar paso a una Corte con nueve ministros surgidos del voto popular pero bajo la sospecha de un fraude por el uso de acordeones que tuvieron como propósito inducir el voto a favor de determinados perfiles ligados con el partido en el poder.

“Se trata de una Corte distinta, diferente a las anteriores”, ataja su ministro presidente, el mixteco Hugo Aguilar Ortiz, ex colaborador de AMLO.

Aguilar se realizó una “limpia” previa a su toma de protesta en el Senado. Recibió el bastón de mando de los pueblos originarios y garantizó: “el pensamiento y el corazón no lo va a guiar el poder ni el dinero, si no el servicio al pueblo”.

¿Entonces será un contrapeso del poder o un anexo de Palacio Nacional?

Pues ya veremos, porque desde el oficialismo, desde las entrañas de la 4T, hay quienes se frotaban las manos para que entrara en funciones la nueva Corte e ir contra sus adversarios políticos.