Lo sucedido este lunes en los mercados deben ser un elemento importante para tomar en cuenta y que significa que ante estos sucesos la posibilidad de que en México siga trabajando a través de ocurrencias deben terminar.
El primer paso para será evitar que el nuevo Congreso de la Unión actúe únicamente para quedar bien con su “jefe” y no piensen en fortalecer los sectores productivos, la democracia, la transparencia y sobre todo el estado de derecho, al aprobar de manera inmediata las reformas constitucionales que envió el aun inquilino de Palacio Nacional.
De trabajar, los legisladores para aprobar provocarían una crisis de confianza, casi irreversible hacia México por parte de los inversionistas. Esas reformas, creadas más por rencor que por un orden sistemático, los legisladores simplemente
Este nuevo Congreso de la Unión, debe observar que México ya no es aquel que mantuvo durante algunos años un tipo de cambio casi estable, para convertirse nuevamente en un país donde la presión del dólar frente a nuestra moneda sigue siendo persistente, lo que convierte lal mercado de cambio en el país con volatilidad y riesgo para la economía nacional.
A esto deberemos agregar que las finanzas nacionales no son “tan sanas” como dice el aun inquilino de Palacio Nacional y deja para la próxima administración factores de presión que deberán resolverse no solamente con una política de Austeridad y Ahorro sino una de fortalecimiento a los sectores productivos.
La primera presidenta del país, Claudia Sheinbaum, tendrá un inicio de sexenio difícil y para lograr objetivos de crecimiento económico tendrá que “sudar frio” a lo largo del 2025, porque de no crecer la economía, crear riqueza, la economía mexicana seguirá mostrando crecimientos menores al 2 por ciento.
Estos resultados serán insuficientes para cubrir los programas sociales existentes y los que podría generar la nueva administración.
Es por ello que insisto que los legisladores y funcionarios de la siguiente administración deben tener en claro los riesgos que enfrentarían con no cambiarle ni una coma a muchas de las iniciativas constitucionales de López Obrador.
Además, México carga un costo adicional en la percepión de riesgo en los mercados y eso tiene más peso al momento de liquidar posiciones y cuando se decida regresar a buscar oportunidades.
Recordemos que Pemex se ha convertido en un lastre bastante pesado, porque aun cuando se ha inyectado 1.7 billones de pesos para sanar sus finanzas, sus resultados siguen siendo negativos y así lo demostraron los 255 mil millones de dólares en pérdidas que presente esta empresa en tan solo un trimestre.