COMPARTIR

Loading

NÚMERO CERO/ EXCELSIOR

La vacunación contra la covid en México, uno de los primeros países en América Latina, es una buena noticia para concluir el año más insólito y desgarrador de la historia reciente. Su llegada abre 2021 a una ventana de esperanza que no se puede regatear al gobierno, sobre todo cuando el acaparamiento de vacunas en el mundo generará una desigualdad no vista en décadas. La posibilidad de combatir el virus es real, aunque la inmunización es lejana por la escasez de dosis, la politización y la desconfianza sobre la capacidad de las instituciones para alcanzar la cobertura.

La campaña de vacunación es el mayor reto para el gobierno en 2021, y apenas llegan los primeros cargamentos. ¿Realmente está garantizada? De la posibilidad de que la vida vuelva a parecer algo más normal depende todo lo demás, sortear la depresión económica y contener la pauperización social. Hasta ahora, la negociación con las farmacéuticas ha sido su principal apuesta contra la pandemia, por encima de la prevención y un manejo eficiente de los contagios. Por eso, en la inmunización se juega su credibilidad. Aunque la politización de la vacuna, dentro y fuera del país, podría no sólo limitar su capacidad para asegurar los volúmenes de dosis, también agudizar la desconfianza de la sociedad y el activismo contra ellas.

Los riesgos de la politización no son menores. Está en juego la posibilidad de fracasar otra vez en la emergencia con decisiones injustas o falsas expectativas para los más golpeados por la crisis y los estados. La polarización y el aliento de conspiraciones o aprovechar la tragedia para ganar réditos electorales reman contra este objetivo. El presidente López Obrador ha pedido a los estados no politizar la vacunación y promete que será universal, pero, como sucedió con la pandemia, sin acuerdos para unir esfuerzos ni consensos para sacar el tema de las campañas electorales. Al contrario, llama a usarlos.

El gobierno llega a la vacunación desgastado por menospreciar la capacidad devastadora del virus, mensajes confusos y el falso optimismo de haber “domado la pandemia” y “aplanado la curva” mientras se multiplicaba la infección y se acumulaba un exceso de mortalidad de más de 120,000 personas en una de las tasas de letalidad más altas del mundo en los últimos 9 meses.

El mal manejo de la pandemia ha dejado ver que la voluntad política para enfrentar la emergencia es distinta al voluntarismo para cambiar la realidad. En el extremo, el gobierno ha caído en la tentación de manipular la estadística en un peligroso juego de confundir el hecho y la ficción para reducir el golpe a la economía de las medidas radicales como el confinamiento. Pero la vacuna por sí sola no puede restañar los daños ni se puede confiar únicamente en que su aplicación permitirá regresar a la normalidad anterior a la covid que, entre otras cosas, es responsable de la devastación del virus.

Las profundas debilidades del sistema de salud no sólo han expuesto la fragilidad de la sociedad, también la precariedad institucional para asegurar el derecho humano a acceder a la vacuna. Si bien es un logro la llegada de los primeros lotes, el gobierno está obligado a transparentar los acuerdos con las farmacéuticas, los volúmenes y la puja para las dosis si realmente ha tomado lecciones de lo que no ha estado bien manejado hasta ahora. La campaña de vacunación es una nueva oportunidad para evitar que la politización acabe por generar una crisis de confianza hacia la estrategia de aplicación. Esto puede convertirse en un obstáculo aún mayor a los problemas técnicos, como la falta de recursos humanos y de infraestructura para almacenar, distribuir y aplicarla.

El gobierno ha pedido a sus opositores no politizar el tema, pero debe asumir que no actuar con rapidez y decisión suficiente para frenar la propagación pasará factura a la credibilidad de la vacunación. El mayor aprendizaje es cuidar la confianza, que estará a prueba los siguientes meses entre los más golpeados por el virus, los marginados y las mujeres cuyos derechos corren el riesgo de retroceder varios decenios.

Ya veremos en semanas y meses por venir, pero, mientras tanto, esta columna tomará un receso de año nuevo no sin antes agradecer a todos los lectores y desearles los mejores deseos para 2021.