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“Cuenta Conmigo/ por si tuvieras que encontrar algún motivo/ Si necesitas algo más que conformarte/ Si se te ocurre por ejemplo enamorarte/ Aquí me tienes…” Chico Novarro/ Daniel Riolobos

Veamos. ¿Se ha preguntado usted por qué Andrés Manuel López Obrador está protegido como muñequita en estuche de cristal? ¡Por supuesto!, es vox populi.

La ingeniera presidenta urgió a dejarlo en paz; lo ha defendido con tal brío que confirmaría la canija sospecha apoyada en que le debe todo y hay un pacto para cuidarle la espalda de algo más que chismes.

¿Será?

Bueno, de esto saben los que saben de asuntos de la política de las ligas mayores y los líderes de opinión, chuchas cuereras con tal nivel de información que, cuando narran pasajes privados de los machuchones dueños del poder, pareciera que estaban en el sitio de los hechos.

Los hay, los hay.

Pero, vaya, el licenciado López Obrador es como aquel ejemplo de que más vale malo por conocido que bueno por conocer.

Y sí, de tanto andar en campaña, todo México se dio cuenta del mentiroso contumaz que era, es y será. No obstante, un importante número –dizque 36 millones—de ciudadanos le creyó todo en el tercer intento que acometió en busca de la Presidencia de la República.

¿Usted le acrptó el argumento que esgrimió para cancelar la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y el resultado de su famosas y recurrentes encuestas?

Mintió, mintió en todo; escupió hacia el cielo y se bañó con la saliva del falaz disfrazado de mártir, víctima de los que calificó conservadores y vende patrias, de los periodistas que no le rendían pleitesía.

Mintió junto con es pillastre Hugo López-Gatell.

¿Cómplice del crimen organizado? Por todos lados están sus huellas de ese contubernio en el que contó con la complicidad de Rubén Rocha Moya, quien cobra como gobernador del estado de Sinaloa.

Ahí están los videos, las declaraciones del propio Rocha. La admisión del Duce de que él ordenó liberar al hoy cantante de la Corte de Chicago, Ovidio “El ratón” Guzmán, cuando el culiacanazo.

Sí, hay por ahí obras que se concluyeron en su gestión, pero son las menos porque el recurso presupuestal y los dineros conseguidos mediante préstamos que ya suman más de 19 billones de pesos, se dirigieron a comprar el voto y levantar monumentos al derroche imperial, es decir, el AIFA, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y…

Hoy, y usted seguramente ha seguido de cerca a las denuncias que la ingeniera Sheinbaum no se atreve a citarlas como tales, pero he ahí, por ejemplo, ese mentís al famoso anuncio de que se había acabado el huachicol en el país.

¿Y?

Batman García Harfuch se ha encargado de desmontar esa bárbara mentira con el informe de los decomisos de millones y millones de litros de gasolina, diésel y derivados de petróleo robados a Pemex y/o ingresados al país por la frontera norte disfrazados de importaciones legales.

Huelga enlistar tantas como cuántas mentiras que un día sí y otro también, en las mañaneras la Princesa Caramelo debe maquillar y reservarse el nombre del culpable de la galopante corrupción en el casi sexenio de la 4T y que ha continuado irreverente en el llamado Segundo Piso.

No cabe duda de que la evidencia indica que el licenciado Andrés Manuel López Obrador es un delincuente. ¿Pruebas?, ahí están, son públicas, en las mañaneras, en los desplantes de impunidad.

No, no se me vayan a encabronar los fundamentalistas, fanáticos y feligreses adoradores de Su Alteza Serenísima. ¡Vade retro!

Mucho menos militantes, simpatizantes, abonados, maiceados, sedicentes periodistas, mercenarios de a cuánto la pregunta. Pero, pero…

Y qué tal si meten a chirona a Su Alteza Serenísima y la Princesa Caramelo se despoja de ese lastre y, finalmente, encauza su esfuerzo a gobernar sin padrinazgos, ausente el riesgo de que le vaya a llamar Andrés Manuel desde Palenque para reclamarle, leerle la cartilla y darle instrucciones.

Quizá recuerde usted que, en algún momento, el licenciado López Obrador dijo que ningún asunto importante ocurría en México sin que el Presidente lo supiera y autorizara.

La clásica: el pez por la boca muere. He ahí otra prueba. Y sólo permítame preguntar si desconocía que su hermano del alma, Adán Augusto López Hernández, no le consultó el nombramiento del hoy prófugo Hernán Bermúdez Requena como secretario de Seguridad Pública, cuando gobernó a Tabasco.

Pero ahí tiene usted a la Princesa Caramelo haciendo malabares para desviar la atención respecto de la responsabilidad del licenciado López Obrador.

¿O será que ya pulsa desligarse del padrinazgo? ¿Será?

¡Recórcholis, Adán Augusto!

Y es que, ayer en la mañanera le preguntaron a la ingeniera Sheinbaum Pardo si en esta nueva etapa de combate al huachicol, ahora enfocada al tema del contrabando y del huachicol fiscal ¿a funcionarios de qué instituciones se están investigando; si ya tienen, en la mira, a funcionarios, de qué nivel, ¿si son federales, estatales o locales que están involucrados?

Es difícil de informar o más bien –tropezó la Princesa Caramelo–, no es difícil, no se puede informar cuando hay una investigación en proceso. Pero que sepan que no vamos a proteger a nadie, eso sí; o sea, la investigación es a todos los niveles, a todos los niveles.

–Pero por lo menos ¿de qué instituciones? —insistió el reportero.

Pues ya cuando se avance la investigación, por supuesto, se dará la información –sesgó la ingeniera presidente.

–¿Por qué hasta ahora solo han caído, digamos, particulares?

Ustedes saben que para poder detener a una persona… A veces se cree que detener a una persona es muy sencillo, un presunto delincuente, obviamente (…).

–Pero entonces, ¿sí se puede decir que existen funcionarios involucrados en esta…?

Hasta que no salga la investigación, no podríamos dar más información –, argumentó y se deslizó.

¿Entonces? ¿Prisión para el delincuente y contumaz mentiroso ex presidente?

Por cierto, por cierto…

Sin duda usted recordará que, el pasado 1 de abril de este año 2025, Alicia Bárcena Ibarra, ssecretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, admitió el severo daño que la construcción del Tren Maya causó en el ecosistema forestal de la selva maya.

Pecado mortal habría sido admitir oficialmente esa devastación de más de siete millones de árboles y cuerpos de agua, es decir, cenotes y ríos subterráneos.

De acuerdo con Bárcena Ibarra se realizan recorridos en la zona del Tren Maya para determinar acciones de restauración y –¡en serio!, no se ría, porfis—se trabaja en el análisis de un posible decreto de área natural protegida para el sistema de cavernas y cenotes de la zona de Quintana Roo. O sea…

¡Ah!, y acerca de quién debe pagar la restauración de los daños, Marina Robles García, subsecretaría de Biodiversidad y Restauración Ambiental, se voló la barda y dijo que debe hacerlo “quien hizo la obra”. ¿La Secretaría de la Defensa Nacional? ¿O quien ordenó el megaproyecto, es decir, Su Alteza Serenísima?

¿Entonces, al bote Andrés Manuel López Obrador? Serenidad y paciencia, ¿A poco no, Drakko? Digo.