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En tiempos electorales, y más cuando esta en juego la presidencia de la república, los candidatos que compiten prometen crecimientos económicos que de lograrse, desde hace varios años estaría México entre las 10 economías más importantes del mundo, Sin embargo la realidad nos coloca en un doceavo o treceavo lugar, algo que no debe celebrarse, sino al contrario debe ser la base para pedir a quien gobierna que el objetivo es estar en los primeros ocho lugares.

Entonces, para alcanzar una mejor calidad de vida y no tener problemas con el sistema de salud, por la inmensa cantidad de gente que lo necesita. Quien gobierne deberá saber administrar las riquezas del país y no estar pensando cada año en que se apruebe un endeudamiento.

Cuando escuchamos que los presupuestos anuales son en billones de pesos y los resultados de crecimientos son mínimos, entonces deberemos pensar que quien gobierna no lo sabe hacer o solamente llego al poder para obtener cuentas bancarias inmensas de él y personajes cercanos a él.

Si no pensamos en esto, entonces seguiremos votando por personas inocuas que solo ofrecen espejitos y no realidades y lo peor que solo buscan beneficios propios.

México ha pasado en la época moderna, por lo menos tres regimenes distintos, a principios de este siglo, otorgamos el poder a Vicente Fox, quien de ser un diputado casi desapercibido alcanzo la popularidad suficiente para ser el candidato del PAN y ser disruptivo en la política.

Su formas de ser y ocurrencias, atrapo a la gran mayoría de la gente que pensó en él como el motivador de un cambio, político y económico del país. Pero al poco tiempo de tomar las riendas de la administración federal, solo nos mostró que su popularidad no era equivalente a sus conocimientos, pese a ello logramos obtener crecimientos cercanos al 2 por ciento.

El PAN continuó gobernando por otros seis años, con Felipe Calderón, quien también mostró que su capacidad para administrar era muy baja y para compensar esto, armo una guerra contra el crimen organizado, desatando una ola de violencia, la cual seguimos padeciendo.

Para el 2012, la gente prefirió regresar el mandato al PRI, con Enrique Peña Nieto, que resulto ser simplemente una figura decorativa y permitió que su equipo incrementara la corrupción dentro del país, Sin embargo los resultados económicos fueron favorables, alcanzamos crecimientos superiores al 2 por ciento.

Esto llevo a la creación de algunos programas sociales en apoyo de los llamados grupos vulnerables, algo que se había aplicado desde el sexenio de Fox de manera limitada, pero en este se abrió de manera general, incluyendo que algunos gobiernos estatales también participaran en el otorgamiento de programas sociales locales.

Pero también permitió el incremento de recursos en los llamados fondos y fideicomisos que permitieron hacer frente a algunos problemas causados por fenómenos naturales o para apoyar a grupos y sectores específicos.

Sin embargo el tema corrupción peso sobre lo poco bueno y la gente decido que era necesario cambiar de régimen político y se le otorgo la administración federal a Andrés Manuel López Obrador, Esto con el objetivo de que en pocos años podríamos estar mejor, pero los resultados han mostrado que durante este sexenio en por lo menos los primeros cuatro años, cada año estamos peor que el anterior.

La violencia en el país se ha incrementado hasta el grado que quienes originan esta violencia ahora son quienes administran de alguna forma una tercera parte del país.

Estos grupos criminales ahora son quienes deciden quien será el gobernador, senador, diputado federal o local, alcalde o concejal en turno, sea vía recursos económicos, violencia o miedo.

Todo esto bajo el amparo de la política pública de “abrazos y no balazos”, implementada por este gobierno federal, que además esta señalado como alguien que recibió recursos de esos grupos criminales para realizar sus campañas políticas y actos políticos, algo que no desmiente con datos y pruebas reales y solo lo hace de palabra.

Esto ultimo es un factor fundamental para que los cuidadnos tomemos muy en serio el voto. Una herramienta que nos permite, seguir siendo libres, pero que podría cambiar, si nuestra decisión no es la adecuada.

Por lo tanto nuestra tarea no es solamente votar por la popularidad de la candidata o candidato para un puesto publico, sino investigar y saber que ha hecho esta candidata o candidato, bueno o malo en su carrera política. Deberemos saber, cuanto tiempo ha vivido del erario publico, es decir, ha estado en puestos de elección popular o dentro de la nomina de alguno gobierno local o federal. Si en verdad cada decisión tomada por la candidata o candidato, han beneficiado a la población o solamente a este y personas mas cercanas a él o ella.

Porque si no ha hecho nada a favor de la población, entonces es parte del problema y por ello no deberemos votar por esa o ese candidato.

Estamos a tiempo de mostrar que la ciudadanía es quien debe tener el mando para elegir a sus gobernantes, representantes o cualquier funcionario de un puesto de elección popular, porque si dejamos que sea un grupo político o un grupo criminal quien los elija estamos otorgándoles nuestros derechos y libertades que aun tenemos y que no deberemos perder.