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Para todos los Médicos, en especial a mi hija Caro.

El ser médico sin temor a equivocarnos, es la profesión más sacrificada.

¿Por qué? Porque un médico nunca termina de estudiar, de aprender algo nuevo. Invierte buena parte de su tiempo para mantenerse siempre actualizado. Eso, en el aspecto profesional. Sacrifica mucho de su vida personal para poner sus conocimientos al servicio de sus pacientes. Eso, por supuesto, le roba preciosos momentos a la propia familia. El ambiente familiar es muy importante, porque debe prevalecer siempre la comprensión dentro del hogar para que el médico vaya tranquilo a cumplir con sus deberes.

Un médico, al acudir a su centro de trabajo, está consciente que va a enfrentarse con problemas que tratará de resolver. Problemas que bien pueden ser leves, otros no tanto que pueden llegan a convertirse en un problema mayor.

El médico siempre estará dispuesto a dar lo mejor de sí mismo, a poner en práctica sus conocimientos para luchar contra la adversidad y devolverle a su paciente, la salud y en muchos casos la vida.

No es fácil la tarea de médico, aunque habrá quien no lo crea, el médico puede estar en aparente calma o tranquilidad cuando ve a sus pacientes ´postrado en una cama de hospital. Sin embargo, él hará todo lo que humanamente esté a su alcance para que se recupere.

Los doctores, son personajes de bata blanca a los que solo les falta las alas para convertirse en ángeles. Siempre los he considerado, aliados de Dios, quien es realmente el Médico de cuerpo y alma.

Esos hombres y mujeres, que se desplazan de un lado a otro por los pasillos de los hospitales, merecen el mayor respeto, el reconocimiento a su labor humanitaria dentro de las instituciones, donde infinidad de ocasiones tienen que trabajar “con las uñas” al carecer de muchísimas cosas que son necesarias.

El médico, cuando está en la etapa de aprendizaje, pasa por muchas situaciones que bien pueden parecer increíbles. Dependiendo el lugar que le asignen, va a vivir la realidad y esta es la carencia de insumos, de cosas necesarias para la práctica profesional.

El verdadero médico, el que eligió la carrera por verdadera vocación, por el deseo de servir a los demás, nunca espera nada a cambio. Para él, su mayor satisfacción es ver a sus pacientes recuperados.

Lo menos que se le puede ofrecer a nuestros médicos, además de un agradecimiento sincero, es cuidarnos.

Desde la aparición del virus del Covid- 19, hemos sido testigos de cómo los médicos en los diferentes hospitales han estado luchando por salvar vidas. La pandemia pegó fuerte en nuestro país, por la forma de enfrentarla de parte de las autoridades, que no fueron capaces de manejar la situación y ofrecer a los doctores y a todo el personal de la salud, el equipo e insumos necesarios para la atención de los pacientes.

A pesar del riesgo que representó asistir a hospitales donde se atendían pacientes con Covid-19, el personal de la salud estuvo haciendo acto de presencia desde el primer día.

En una situación que amenazaba con incremento de pacientes contagiados, las autoridades no hicieron lo correcto. Es decir, no se proporcionó material adecuado para proteger a los médicos que estaban en la línea de fuego. Está de más decirlo, no existieron las condiciones adecuadas para enfrentar la pandemia y algunos médicos que estuvieron en la línea del deber, se fueron contagiando con las consecuencias que sabemos.

Hoy, se anuncia un supuesto “rebrote”, que en realidad es la continuación de pandemia.

“El mejor regalo que nos pueden hacer” –dicen los médicos- es que los ciudadanos usemos el cubre-bocas. El problema no se ha ido, los riesgos siguen estando. Debemos todos, ser más responsables y dejar las frivolidades a un lado. No es tiempo de festejos, es tiempo de cuidarnos todos.

Hagamos conciencia que los médicos en hospitales están agotados y que los contagios en ellos se dieron ahí, en su centro de trabajo.

El Día del Médico y todos los días, nuestro reconocimiento será para ellos y todo el personal de salud que ha estado en la línea del deber, cumpliendo con la noble tarea de cuidad de los enfermos aún a costa de su propia salud y en riesgo de perder la vida. Dios los bendiga a todos y a quienes ya no están, nuestra oración y gratitud eterna.