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Nadie califica a Joe Biden de rencoroso.

Aunque no olvide, como dice el clásico, es una buena noticia para México tras la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Hay otra más:

El Presidente estadounidense tiene muchos temas pendientes y el desplome de su popularidad por retirar sus tropas de Afganistán.

Uno de esos problemas es la solución temporal a la migración ilegal, donde paradójicamente el gobierno mexicano puede tener armas de negociación.

No podrá controlarla sin el concurso de las Fuerzas Armadas, el Instituto Nacional de Migración (INM), la Guardia Nacional (GN) y las Policías estatales.

Lo entendió Donald Trump y lo ha reconocido Biden.

Aun así, nadie sabe cuál será su respuesta a la convocatoria mexicana a personajes de discurso duro para él como Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro.

EL PROTAGONISTA

Si todo lo armó Marcelo Ebrard, a él corresponderá enmendarlo.

Si no hay una respuesta frontal, será posible apreciarlo con advertencias a turistas para no visitar México, demandas comerciales, alertas por grupos terroristas y narcotráfico…

Para el consumo interno queda la actuación del canciller, quien se asumió como coordinador de un evento de Presidentes.

…y ahí estaba López Obrador, a quien ni siquiera aludía con el clásico “con su venia, señor Presidente”.

Los jefes de Estado no llegaron con una agenda trabajada y, ante confusiones como el discurso premonitorio de desconocer a la Organización de los Estados Americanos (OEA), se desvió el debate.

Surgieron las críticas, las discrepancias, los enfrentamientos y las descalificaciones -para qué repetirlos-, signos de una América Latina dividida y no por el Canal de Panamá.

Por momentos, como se vio el 16 de septiembre, parecía una mini cumbre con la agenda de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina…

Y mientras en Buenos Aires crujía el Gobierno de Alberto Fernández, en México su canciller Felipe Solá recibía la instrucción de renunciar.

Son ecos de una Celac distinta a la del discurso oficial.

LA INSTRUCCIÓN

1.- El deseo de Palacio Nacional se atiende con diligencia.

Aunque se puso en riesgo con el recuento de Campeche a favor de Layda Sansores, ninguna elección de gobernador será anulada.

Hacerlo en el sureste habría llevado a sólidos cuestionamientos sobre Samuel García en Nuevo León, Alfredo Ramírez en Michoacán, Evelyn Salgado en Guerrero y Ricardo Gallardo en San Luis Potosí.

Con el aval del Tribunal Electoral, todos serán gobernadores de pleno derecho y ya no habrá desestabilización política.

2.- Qué distinto, ¿verdad?

Si en Chiapas los maestros secuestraron con sus manifestaciones a López Obrador, en Oaxaca el diálogo fue más civilizado.

Ayer, acompañado del gobernador Alejandro Murat, se detuvo en varios lugares y dialogó con trabajadores de la salud y de la educación.

Hasta parece desconocida la Sección 22, la cual no ha parado labores en este sexenio estatal y es atendida desde el IEEPO por Francisco Ángel Villarreal.

Es decir, no hay casualidad.

Y 3.- Ayer transcurrió en paz el aniversario de los sismos de 1985 y 2017.

En consonancia con la fecha, ADN 40 transmitió la segunda parte del documental La Tierra Grita, un llamado a la conciencia social.

Hay un dato revelador en el reportaje impulsado por Benjamín Salinas Sada: 25 por ciento de los sismos se originan en costas mexicanas.

Todavía es un misterio para los científicos, aunque esa zona occidental del país pertenece al Cinturón de Fuego del Pacífico.