Escribo mi opinión sobre dos películas, no recientes, pero interesantes porque develan aspectos de la época del macartismo en los Estados Unidos. Los conflictos, la toma de postura, las luchas personales y colectivas y los efectos que durante esta época padecieron los gremios de actores, escritores guionistas y sociedad civil en los Estados Unidos, alrededor de la década de los cincuenta.
«Joseph Raymond McCarthy, en febrero de 1950 lanzó una acusación pública contra 205 supuestos comunistas infiltrados en el Departamento de Estado, en el ambiente propiciado por la Guerra Fría y la Guerra de Corea. El macartismo es un término que se utilizaba en referencia a acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión o traición a la patria, sin el debido respeto a un proceso legal justo donde se respeten los derechos del acusado».
¿Qué mecanismos de poder subyacen en estos filmes, qué dispositivos sociales y psicológicos que nos permitan comprender la realización y producción de estas cintas en la que se denuncian los abusos ejercidos a los ciudadanos en esos momentos, qué logra percibir e interpretar el espectador sobre esa época y ese ambiente hostil a la libertad de acción y de pensamiento? Me voy a referir a dos secuencias, que desde mi punto de vista son claves, para comprender el sentido de la época y los efectos inmediatos en sus protagonistas.
Buenas Noches y Buena Suerte, (2005) película de no ficción, dirigida por George Clooney.
El filme está ambientado en las oficinas de la CBS, (1953) con fotografía en blanco y negro, muy representativa del momento histórico, junto con los teléfonos, la forma de vestirse y las jerarquías laborales. La narrativa visual transmite al espectador un clima de gran tensión. Se percibe en el uso excesivo del cigarro, propio de los años de la posguerra, las llamadas entrantes constantes; el temor de ser señalado e interrogado para delatar a colegas, amigos o familiares para nutrir las listas negras de la persecución del imaginario comunista que imperaba y que se sumaba a las presiones corporativas, los patrocinios y las tácticas de descrédito utilizadas por el senador Joseph McCarthy. El dramaturgo Arthur Miller reflejó el momento en su famosa obra Las brujas de Salem (1953).
La secuencia a la que me refiero es cuando Edward R. Murrow, (Ed), representado por el actor David Strathairn, pronuncia un discurso frente a la Asociación de Directores de Radio y Noticias de Televisión en 1958. Su disertación, crítica, concreta y valiente se fundamenta en los valores del periodismo: informar con veracidad y objetividad.
(https://www.youtube.com/watch?v=6Njc3Wf4w6o).
¿Qué subyace en este discurso? Por supuesto, las acciones del periodista que aún frente a las amenazas de descrédito y el temor de perder su trabajo, intenta develar las mentiras y defender los derechos civiles constitucionales de los ciudadanos. El discurso es notable.
Sin embargo, no sabemos qué efectos o cambios produjo este discurso porque la película enfoca el momento, pero deja al espectador con un final abierto para que lo imagine o investigue. El título de la película hace referencia a la frase que el periodista utilizaba para despedir sus programas televisivos nocturnos, Buenas noches, buena suerte.
Paso a la otra película: El prestanombres (The Front, 1976, Martin Ritt), «el director fue agregado en la lista negra y tuvo que abandonar la televisión y dedicarse al teatro durante los siguientes cinco años».
En esta película Howard (Woody Allen) representa el papel de un cajero de bar y corredor de apuestas ocasional, sin grandes convicciones. Su amigo, Alfred Miller (Michael Murphy), se sabe inscrito en una lista negra anticomunista, así que le pide a Howard que adopte la autoría de sus guiones a cambio de un porcentaje de las ganancias.
Howard es el héroe de la historia, de ser un simple cajero medio fracasado deviene un exitoso prestanombres y cobra jugosas comisiones. Le va tan bien que hasta consigue una relación amorosa con la protagonista afiliada a la izquierda e incluso la apoya con recursos para que publique un folleto.
El prestanombres a diferencia de Buenas noches, buena suerte, es una película de ficción en la que Allen logra crear situaciones que hace posible mediante el sentido del humor, tan característico de su filmografía. Según, Freud, el humor no solo tiene algo de liberador como el chiste y lo cómico, sino también con algo de grandioso y patético porque devela el deseo inconsciente.
En la última secuencia de esta película, Howard logra guardar silencio y no delatar, ni proporcionar nombres frente al interrogatorio de los agentes del FBI. Sale airoso de la situación y mantiene su heroísmo al no responder a las demandas del poder y sus amenazas. ¿Es la libertad un acontecimiento de la ficción o es la ficción un lugar para soñar la libertad?
¿Qué reflexión nos dejan ambas películas o cómo se inscriben en nuestra actualidad?
El macartismo, como otros movimientos sociales del siglo XX, el nazismo, el racismo, las diferencias sexuales, han colocado al Otro en el lugar del enemigo, el diferente, al que hay que destruir por cualquier vía: el poder, el lenguaje, el despojo de medios económicos y sociales. Son movimientos que han llevado a muchas personas al exilio; a otros al suicido, a otros más, a vidas sumidas en la frustración, como vemos que sucede a los personajes de estas películas.
A manera de cierre, cito a Michel Foucault:
«Cada sociedad tiene su régimen de verdad, “política general de la verdad”: es decir los tipos de discursos que ella acoge y hace funcionar como verdaderos: los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera de sancionar unos y otros; las técnicas y los procedimientos que son valorizados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero. (…) en fin, luchas ideológicas». (Microfísica del poder, La Piqueta, 1992.)
- Zakie Smeke es doctora en filosofía política, maestra en periodismo y psicoanalista
https://twitter.com/z_smeke?lang=es