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elcristalazo.com

Una de las expresiones más olvidadas en la política mexicana es aquella de ecos revolucionarios: cartucho quemado; es decir, un hombre cuya carrera ya no daba para más a pesar de tener un amplio margen de conocimiento público. También se usaba para los deportistas, especialmente los boxeadores, cuyo retorno a la arena era casi siempre en desventajosas condiciones.

Y eso parece estarle sucediendo al historiador Pedro Salmerón (“Zalamerón” por su lambisconería hacia la 4-T), cuyas más recientes aventuras en el campo del presupuesto han terminado como su cátedra en el ITAM, con una renuncia.

En el caso de su malhadada aventura en el centro de estudios de las revoluciones de México (originado como de estudios de la Revolución Mexicana y expropiado por los gobiernos panistas, en favor de otros movimientos alejados de la herencia priista), la renuncia del doctor se debió a su sacralización de una banda de secuestradores y asesinos.

En cuanto a su salida del tecnocrático y neoliberal ITAM, nido y fuente de tantas desventuras en la consolidación del pensamiento conservador, también fue por una renuncia. Esta, originada por la queja de algunas alumnas agredidas por Don Juan. Claro, se llama Pedro, pero se siente Don Juan.

Hoy su acusación (no probada aún) de acosador es nuevamente y con inusitada amplitud, asunto de interés público, porque el presidente, debidamente aconsejado por quien lo puede aconsejar, le ha entregado las credenciales de embajador nuestro, para ir a Panamá y presentárselas al presidente Laurentino Cortizo Cohen en el Palacio de las Garzas.

Pero para eso hace falta un pequeño requisito: la ratificación del nombramiento en el Senado. Y ese detalle puede desbarrancar a Salmerón una vez más. Lo podrían salvar los 11 votos de Morena y sus siervos en la comisión de RE.

Ayer, la senadora Nancy de la Sierra, secretaria de la Comisión de Relaciones Exteriores alzó en la tribuna la bandera feminista y –como decían antes–, clavó una pica en Flandes y conminó a las mujeres a ponerse del lado de las víctimas y reprobar el nombramiento de Salmerón.

“Yo les creo a esas mujeres –dijo– porque yo tengo una hija que estudió en el ITAM, y me contaba cómo se había armado un protocolo interno sobre acoso en el ITAM. Si no les creemos, ¿en dónde estamos paradas? ¿Vamos a ser feministas cuando nos conviene o vamos a ser feministas siempre? Y eso significa creerles a las víctimas, no revictimizarlas…

“…De manera personal votaré en contra y espero que las mujeres que somos integrantes ( de la comisión) -Malú Micher, Beatriz Paredes, Nadia Navarro, Claudia Ruiz Massieu, Josefina Vázquez Mota- ( le faltó Sassil de León) podamos fijar una postura en equipo por la defensa de las mujeres…

¿…O entonces el feminismo solamente se defiende cuando se acusa a un posible o presunto violador, porque es de otro partido que no es el que gobierna? ¿Y entonces no les creemos a todas estas mujeres? Entonces, como lo propuso el Presidente (a Salmerón) Malú Micher no va a decir nada?”

Pues obviamente la ultrafeminista senadora Micher será congruente con sus ideas: se pondrá de parte del presidente y sus mandatos. Sólo basta recordar los antecedentes de la aplanadora en el Senado: Taibo y Rosario Piedra. Dos vergüenzas.

Además, el escándalo ya llegó hasta Panamá y en la zona del Canal también hace aire y hay mujeres solidarias quienes ya se han manifestado en contra del historiador verriondo (dicen, no me consta) y defensor de guerrilleros heróicos (sí me consta).

La votación podría ocurrir en el arranque del periodo ordinario a partir del primero de febrero. Salmerón tiene doce días para declinar (sería improbable), y sus víctimas –si las hay–, el mismo lapso para acudir masivamente al MP y denunciar los casos.