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El nuevo régimen tiene la metódica manía de cometer disparates y defenderlos. En principio, lo hace como una estrategia propia de quienes llegan al poder a lomo de la popularidad y con un significativo déficit cognitivo. En su mayoría, los funcionarios guindas y sus voceros andan por el mundo con funciones primarias: negar, repetir mantras y hacer genuflexiones al mesías tabasqueño.

Son celebres las inmolaciones intelectuales del legislador morenista que, sin temor al ridículo, dice lo primero que se le ocurre, y ante la burla generalizada pone con orgullo la cara que hizo famoso al cómico que hacía pareja con Viruta. Hay de todo, desde una legisladora que, cansada de leer, recomendó tirarse en la hamaca de la inteligencia artificial y evitar la molestia de poner a trabajar el cerebro en la elaboración de abstracciones, hasta quien culpó del accidente de la línea 12 a la derecha.

El INEGI dio una noticia que pasó desapercibida ante la farándula informativa que inunda las redes sociales. Según el reporte, la economía del país va de mal en peor, pues de julio a septiembre el Producto Interno Bruto registró una contracción de 0.3% respecto al trimestre previo; por otra parte, el crecimiento del Indicador Oportuno de la Actividad Económica fue de cero en el mes de octubre. Así las cosas, estamos muy lejos de las promesas de López Obrador de un idílico 5% y es muy probable que cerremos el año con 0.4 % de crecimiento económico y un 0.5 en el empleo formal. Y, para poner más calor en la pista, como diría Fito Girón, las encuestas del propio INEGI y Banco de México sobre confianza de los inversionistas nos dicen que hay una caída significativa de la misma.

No obstante que el gobierno salió a señalar que la falta de crecimiento se debe a los malos resultados de la economía norteamericana, los expertos coinciden en que las causas se encuentran en las condiciones internas del país y, en particular, en la herencia del sexenio anterior. La mandataria recibió un modelo económico que no tiene nada de modelo y no es funcional en el contexto actual. Lo que Morena presume es un pseudo modelo de desarrollo que en realidad es una colección de acciones inconexas que salieron de la mente de un buen ilusionista, pero pésimo economista y financiero.

Obrador es de esos políticos que, en su irresponsabilidad, son capaces de pasar el costo de la crisis a las futuras generaciones y el desprestigio a sus sucesores. Abundan en el país los mesías bananeros, pero al tabasqueño hay que reconocerle otras dos conductas irregulares: es el todas mías, solo él luce; por más ilógicas que sean sus decisiones, las sostiene sin consultar a nadie o a casi nadie y, siendo un desconfiado e ignorante, es fácil que sea víctima de los vendedores de espejitos, qué paradoja.