>> El arte fotográfico y la lucha personal de *Ales Prieto.
Pues, yo no dormía, pero me presentaba a dar clases a la universidad. De repente me ocurría que llegaba al estacionamiento y me decía, no sé ni como llegué. Mi psicólogo me había recetado una dosis muy pequeña de un medicamento específico para dormir, mirtasapina, pero ni con la pequeña dosis, no lograba dormir. Hasta que un día, la secretaria de la dirección me llama y me dice, Ales, mira no traes un calcetín. ¡Qué barbaridad, no me había dado cuenta! Me sentí tan apenada ante la secretaria, pero también reconocí que mi situación me estaba rebasando. Fue tal el golpe de realidad que recibí que desde ese momento entendí que mi no dormir empezaba a transformarse en una enfermedad seria y fue cuando empecé a tomar conciencia de mi problema y a luchar conmigo para superarlo.
Durante el tiempo que viví en la ciudad de México, porque soy de Chihuahua, sufrí de insomnio muy severo, pero yo lo justificaba. Como soy cinéfila, no dormía y veía una película, después otra. A mi misma me decía, prefiero trabajar de noche o hacer ejercicio, cualquier pretexto me venía bien para no enfrentar el problema del insomnio.
Estuve casada alrededor de diez años y no tuve una buena relación con mi pareja, entonces despertarme a las 3.00 am con un ataque de ansiedad o pánico, me venía muy bien porque así nadie se daba cuenta. Mi ansiedad no era bien vista. En esa época, tuve dos intentos fallidos de embarazo in vitro que me hundieron en situaciones más frecuentes de ansiedad y de depresión. Durante un mes, dormiía solo una hora y media, máximo dos horas.
Frente a esta situación y después del comentario de la secretaria y de mi terapeuta , que me dijo:
Ale te voy a dar de alta porque si no duermes necesitas ver a un psiquiatra.
Los efectos del insomnio se reflejaban al siguiente día, no tenía hambre y sentía una vibración de ansiedad. Con el medicamento no lograba meditar y eso me molestaba porque siento que, en mi caso, la meditación fue un ancla que me salvó la vida.
A partir de que mi terapeuta me dio unilateralmente de alta, me di cuenta de, me cayó el veinte, de que tenía que agarrar al toro por los cuernos. Entonces comencé a tomar decisiones de cambios vitales y necesarios. Me separé de mi esposo y regresé a vivir a Chihuahua, me cambie a una casa lejos del centro a un sitio más silencioso.
El primer año que estuve aquí no me podía dormir ni con la pastilla y dejaba encendida la tele. Sabía que estaba en medio de un proceso emocional y necesitaba meditar. Estaba por iniciar un curso de manejo emocional muy básico, pero me dije, lo voy a juntar con otras cosas, por ejemplo, dejé de tomar refrescos y me obligué a hacer ejercicio diariamente duerma o no. Decidí bajar la dosis de vitarsapina a lo mínimo,mínimo digamos pedacitos de menos de 1/4., y los guardaba en un frasquito por si acaso, hasta mi actual psiquiatra se burlaba de mi.
Pero tomé la decisión, voy a limpiarme el sueño. Entonces toda la luz y lo eléctrico se apagaba en mi casa a las 10.00 pm. Me levantaba a las 7.00 am para ir al gimnasio sin pretextos. Los primeros ocho días eran las 2.00 am, las 3.00 am, las 5.00 de la madrugada y yo, sin dormir. Aún así, llegaba al gimnasio como el marino que llega a puerto. Pero a diario, me repetía, Ales no vas a prender la TV, ni el celular. Nada. Te duermas o no.
Al ir siguiendo mi disciplina personal, el problema del insomnio devino en una situación de de amor propio. Fui manejando cada una de las situaciones relacionadas con el problema del dormir; dejé de sentirme culpable por detalles laborales por ejemplo: sino cerraba una venta o si el cliente no pagaba, entre otras muchas cosas, me volví más selectiva al elegir mis amistades
Había hecho y tomado todas las cosas naturales para mejorar el sueño y algo empezó a funcionar . Como al noveno día de seguir mi programa, empecé a dormirme a las 12.00h. Para el día 20, ya logré dormir.
Me recomendaron escuchar la música con ondas binaurales y esta práctica sí me ayudó a obtener un equilibrio emocional y físico. Empecé a dormirme alrededor de las diez, las once o las doce de la noche y a descansar. Durmiendo bien todo lo demás se compone.
A partir de septiembre del año pasado, ya dormía sin ingerir ninguna pastilla. No obstante, cuando viajo me llevo el frasquito, por si acaso. Aprendí a establecer límites a muchas cosas, personas, situaciones e incluso a misma. Ahora termino de trabajar y cierro la puerta de mi oficina que está en mi casa. Identifico que mi trabajo es artístico y entonces manejo las finanzas aparte. Soy independiente, terminé la relación tóxica que tenía con mi pareja. Establecí limites a todo aquello que me fuera tóxico, aprendí que nadie me debe nada, ni le debo nada a nadie. Al insomnio lo volví mi amigo. Morfeo dejó de ser mi enemigo.
Ales, me llamó mucho la atención este conjunto de fotografías tuyas que están inspiradas en el cuadro de Edvard Munch, El Grito, que refleja la ansiedad y la angustia del ser humano en momentos de profunda desesperación inspirados en su propia vida. ¿Por qué lo elegiste como modelo para interpretar el tema de tu insomnio?
Asocio la obra de Edvard Munch con lo que yo he padecido por el insomnio porque en la noche tú no puedes gritar. Para mi El Grito de Munch es un grito sin sonido que va hacia adentro, en silencio. Si te fijas en todas las fotos, en ninguna se emite ni un susurro ni un rugido.
La cuestión es que tu gritas, pero ¿Quién te escucha? Yo, me culpaba a mi misma por no poder gritar . No poder dormir era como un castigo a mi misma. El Grito de Munch es un grito hacia ti no hacia el otro.
Así a mis modelos, les pedí que gritaran hacia adentro, es decir sin sonido exterior. El grito hacia adentro es un grito que te ahoga y que le llamamos ansiedad, pero te ahoga, porque no lo puedes sacar. Es un grito que no se dirige al otro sino a ti misma y a tu cuerpo.
Ahora el proceso que vivo es diferente, es personal y de reconexión y reconocimiento hacia mi misma. Desde que nací, me llamo Alejandra, Alegría, y siempre he buscado ser feliz. Pero después de un año y medio en una casa mía y tras la batalla personal contra el insomnio, durmiendo mejor, he comprendido que la felicidad requiere de trabajo y esfuerzo, de cambios y de toma de deciones. Yo no sabía que después de toda esta lucha respiraría aromas más benéficos de armonía y de tranquilidad personal. No sabía que se podía ser aún más feliz.
Todo este proceso a representado una reconciliación conmigo!
¡Desde que duermo sin medicamentos soy mucho más feliz!
*Ales Prieto, https://www.alesprieto.com/yo-soy-ales-prieto-fotografa
**Zakie Smeke, Doctora en Humanidades, psicoanalista y maestra en periodismo.
https://x.com/z_smeke