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Primero informaron que habían sido 38, luego que 39, más tarde subieron la cifra a 40… Al final del día recularon y volvieron a la cifra de 38, y es que según dijeron, a algunos “los contamos dos veces”… En realidad, ante la dimensión de la tragedia, el número es irrelevante, lo que verdaderamente importa es que seres humanos inocentes con nombres y apellido; trabajadores, padres de familia, hermanos e hijos murieron en Ciudad Juárez de una de las peores maneras imaginables: calcinados.

Nos han dicho que se investigará. Nos prometieron que nos dirán toda la verdad. ¿Cómo inició el incendio? ¿Quiénes son los culpables? ¿Por qué sucedió? ¿Qué trato recibían los migrantes en el centro de detención? ¿Por qué los guardias de seguridad los dejaron encerrados mientras se quemaban vivos? ¡Aún no hay respuestas y quién sabe si las habrá!

Lo cierto es que decenas de familias hoy viven el dolor del luto, otras están a la espera de que se les informen sobre el estado de salud de sus seres queridos que sobrevivieron y que seguramente quedarán marcados de por vida no sólo por las quemaduras en sus cuerpos, sino por la indolencia de quienes los tenían encerrados ahí, como delincuentes, sin serlo.

Nos han dicho que eran guatemaltecos, otros que salvadoreños, unos más que procedían de Venezuela o Nicaragua. Pero eso tampoco importa. Eran seres humanos que buscaban una alternativa a la situación de precariedad en la que seguramente vivían en sus lugares de procedencia. Se trataba, quizá, de la única esperanza para que sus hijos comieran, para que sus padres tuvieran un sustento o para que sus hermanos estudiaran y no se vieran en la necesidad de abandonar sus hogares, como ellos lo hicieron, para encontrar la muerte en México, el paso natural para llegar a los Estados Unidos.

Las de estos hombres, son las historias de millones de personas que cada año cruzan territorio mexicano (en su mayoría sin papeles) para alcanzar el “sueño americano” o en el peor de los casos quedarse en México. Son historias de esperanza, desafíos y muerte.

Y mientras en las redes sociales y en declaraciones públicas los representantes del partido oficial y de la oposición se reparten culpas, el maltrato a migrantes es una práctica que no solo viola los derechos humanos básicos, sino que también socava los valores fundamentales de la humanidad. Se trata de una práctica que se ha vuelto cada vez más común en México y que ha sido objeto de crítica por parte de diversas organizaciones internacionales de derechos humanos. Hoy, lo sucedido en Ciudad Juárez es el epítome de la deshumanización ante una tragedia.

Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas, 2022 fue el año con mayor número de detenciones a migrantes que transitaban por México en una situación “irregular”: 444 mil 439 arrestos, un 44% más que el año anterior.

La OIM también ha dado a conocer que el perfil migratorio está cambiando. “Los países del triángulo norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) ya no son los únicos en expulsar a su población. Ahora hay que sumar “niveles sin precedentes de personas migrantes que llegan por tierra a México cruzando a través de Centroamérica desde la República Bolivariana de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Haití, o incluso desde países de África, Asia, y Europa (incluyendo Rusia y Ucrania)”.

Desde hace décadas, México ha sido un país de tránsito y destino para miles de migrantes que huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en sus países de origen ¡para venir a encontrar aquí esas y otras calamidades!.

El maltrato a migrantes durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es un tema que ha generado una gran controversia y críticas tanto a nivel nacional como internacional. A pesar de que el gobierno de México ha intentado adoptar medidas para proteger sus derechos, no son pocos los casos que denuncian el trato inhumano del que son objeto y las violaciones a sus derechos humanos. El pasado lunes el fuego que consumió la vida de seres humanos inocentes lo confirmó.

La actual administración ha sido desacreditada por la política de “contención” que se ha adoptado en la frontera sur de México. Esta política ha implicado el despliegue de la Guardia Nacional para detener a los migrantes y evitar que lleguen a los Estados Unidos. Muchos denuncian que esto ha llevado a una mayor militarización de la frontera y a un aumento del maltrato y la violencia contra los migrantes.

El gobierno mexicano ha sido criticado por su colaboración con el estadounidense en la implementación de políticas de contención, como el programa “Quédate en México”, que obliga a los migrantes a esperar en México mientras se procesan sus solicitudes de asilo en Estados Unidos.

Además, se ha informado de numerosos casos de ultrajes, humillaciones y violencia por parte de las autoridades mexicanas contra los migrantes. Esto incluye la detención en condiciones inhumanas, la falta de acceso a atención médica y la violación de los derechos a un debido proceso legal. También se han denunciado casos de deportaciones masivas y arbitrarias sin que se les permita presentar una solicitud de asilo o de protección humanitaria.

Y como ya sabemos, esto se acentúa con la situación de los migrantes que se encuentran en los centros de detención del Instituto Nacional de Migración. Muchos informes señalan que las condiciones en estos lugares son inhumanas y violatorias de los derechos humanos, incluyendo la falta de acceso a agua potable, alimentos adecuados, atención médica y condiciones de higiene adecuadas. Esto ha llevado a un aumento de enfermedades y problemas de salud en los “detenidos”.

El maltrato que sufren los migrantes por parte del gobierno de López Obrador es un problema preocupante que debe ser abordado de manera urgente y efectiva. Hoy más que nunca es necesario que el gobierno adopte medidas para proteger los derechos sus y garantizar que sean tratados con dignidad y respeto, tal y como nosotros se lo exigimos a los Estados Unidos con nuestros connacionales que cruzan la frontera norte.

A pesar de los obstáculos que enfrentan, los migrantes continúan luchando por una vida mejor para ellos y sus familias. Lamentablemente México está muy lejos de ser un país solidario con los migrantes. Aquí, ya lo vimos, vienen a morir.