COMPARTIR

Loading

Andrés Manuel López Obrador es un experto en crear cortinas de humo para evitar que se observe lo principal y prioritario y se discutan cosas que pasaran meses para hacerse realidad o no.

Es cierto que la posibilidad de que se aprueba la reforma eléctrica, algunos la llaman la contrarreforma, traerá mayores consecuencias negativas que positivas. A esta discusión aún le falta un tramo de por lo menos algunos meses para llegar a concluir, esto si los legisladores de Morena y de oposición analizan de manera profunda otro capricho más de AMLO, si lo hacen sin analizarlo y aceleran su aprobación podría estarse acelerando un futuro más incierto para el país. Pero por el momento deberán atenderse dos problemas que golpean duramente a la economía familiar de la mayoría de los mexicanos, el nivel alto de la inflación y el incremento de precios de los productos.

A pesar de que se señala que la inflación ha tomado niveles de estabilidad, se ubica actualmente en un promedio de 5.6 por ciento anual, sigue siendo alto si tomamos en cuenta que esta inflación, que se desprende del incremento de aumento de precios de muchos productos afecta a la economía de una gran cantidad de familias en México, que perdieron sus ingresos como consecuencia del Covid-19 y que hasta el momento no los han recuperado al ciento por ciento.

Si a esto agregamos que el precio de los insumos se eleva, por razones de mercado, al abrirse los sectores productivos la demanda de estos insumos supero a la oferta lo que implica un incremento de precios y esto sucedió principalmente con los energéticos, que son la base fundamental para empezar a producir.

Esto se trasmite al precio del producto, desde su distribución hasta el momento que pasa por varios intermediarios para que llegue al consumidor final que recibe un precio más alto al que tenía hace algunas semanas.

Por lo tanto, la inflación se dispara y los gobiernos nacionales presionan a los bancos centrales para que actúen al respecto y algunos de ellos emiten más circulante o autorizan un incremento en el crédito interno mientras que los gobiernos subsidian algún sector en específico. En México es precisamente el energético, donde el gobierno federal inyecta más dinero para mantener un precio bajo en el precio de los combustibles y la energía eléctrica, esto último provoca que el déficit fiscal en sus finanzas públicas se eleve lo que es otra presión para conseguir los recursos suficientes y poder cubrir este déficit creado.

Aunque el gobierno mexicano ha tratado de mantener un manejo más prudente en sus finanzas, también tiene un desequilibrio relevante, el cual se espera sea del 4.2 por ciento del PIB en el presente año, lo que significa que sería superior a 1.1 billones de pesos, es decir más de un millón de millones de pesos en el 2021. Esta es la cantidad de recursos con los que no cuenta y que tiene que obtener de alguna manera para ejercer el gasto.

Entonces este entorno crea una mayor inflación que perjudica a aquellos que no tienen trabajos estables o que sus ingresos son relativamente fijos, como sucede con los jubilados, con los empleados, con los obreros y en general con los trabajadores que no pueden incrementar sus ingresos con facilidad.

En conclusión, la inflación tiene uno de sus mayores costos en la economía familiar de mucha gente en el país, que se encuentra en niveles de pobreza, la última cifra era el 55. 3 por ciento de la población en general y que deberán esperar que se estabilice la situación de la pandemia del Covid-19 para poder aspirar a tener un empleo estable, pero con un salario suficiente para comprar productos de la canasta básica alimentaría