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Ríos de tinta han corrido en comentarios e interpretaciones sobre los resultados de las elecciones del pasado 6 de junio. Pero quien nos ha dado una clara respuesta respecto al camino a seguir políticamente para beneficio de México, es, paradójicamente, el propio presidente de la República: su odiada clase media.

Estimo que también les ha quedado claro a los clasemedieros que nadie los va a salvar del desastre que se avecina en el país de continuar al presidente haciendo sus caprichos y ocurrencias que rayan en similitud a lo que hace una niño irresponsable y caprichudo cuando tiene todo el poder porque sus padres lo permiten. Aquí el niño es el presidente y los padres el partido oficial Morena.

La clase media hizo un gran esfuerzo en estas elecciones en organizarse, pero no fue suficiente para lograr arrebatarle a Morena el dominio (no absoluto) de la Cámara de Diputados. Sí logró quitarle la mayoría calificada a Morena, y también logró quitarle la mayoría simple; pero aún la puede obtener con el voto de sus aliados, aunque sabe que para ello habrá costos.

Quedan dos caminos a seguir, hagamos a un lado el de la revocación de mandato por ahora, que se ve como un camino favorable al presidente porque le permitiría meterse de lleno a hacer campaña, territorio que domina a la perfección y lo fortalece. Pensemos mejor en hacer lo necesario para el 2024, en donde se renueva completamente el Congreso de la Unión y se elige a un nuevo presidente.

Lo que la clase media tiene que hacer, para empezar, es comprender que el camino al poder es el de los partidos políticos. No hay de otra. Para ello, es necesario, en primer lugar, ponerles marcación personal a los diputados y senadores de todos los partidos, criticando su actuación, protestando por sus votaciones inconscientes que nada más obedezcan a las órdenes del presidente de “no cambiarle ni una coma” a sus iniciativas, e impulsando reformas que le den poder al ciudadano, como el establecimiento de elecciones primarias, para arrebatarle a las camarillas que controlan a los partidos políticos el poder de postular candidaturas.

Todo lo anterior, requiere una acción concertada de los ciudadanos. Para empezar, inscribiéndose como militantes en los partidos de oposición de su predilección, y una vez realizado esto, participar en sus órganos internos para la toma de decisión de nombrar a las dirigencias de los partidos.

Es un camino paso a paso, pero ya nos dio la pausa el presidente. Las clases medias son las que lo vencerán en su afán de tomar todo el poder en el país que no le corresponde a una sola persona, porque vivimos en una República democrática, representativa y federal que las clases medias defenderán porque es su esencia aspirar a tener un gran país gobernado con sabiduría y eficiencia por las mejores personas elegidas libremente por el pueblo, y las clases medias, como parte esencial del pueblo, son las principales aportadoras al Estado, tanto en sus contribuciones tributarias, su aportación al crecimiento de la económica, como su creatividad intelectual en la innovación, y sobre todo, porque aspiran al bien común.