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Estira y afloja

El viernes pasado Bank of America Global Research indicó que hay pruebas contundentes de que el nearshoring “es real y ya está ayudando a México” con más inversión, más producción manufacturera, más empleo y más salario, sobre todo en la frontera norte, y que las empresas reportan “escasez de espacios industriales y de trabajadores”, según el análisis de Carlos Capistrán, economista en jefe para Canadá y México de BofA.

La empresa de bienes inmobiliarios Cushman & Wakefield apuntó que efectivamente en Nuevo León “hay menos naves industriales que ofrecer a las empresas” por un incremento en la demanda a causa del nearshoring, donde destacan corporativos asiáticos, lo que fue confirmado por Luis Moreno, analista de la división de Investigación de mercados de Newmark, líder global en servicios de real estate comercial, quien puntualizó que la tasa de disponibilidad en el estado bajó de 2.5 por ciento a finales de 2021 a 0.5 por ciento en 2022.

Luis Gutiérrez, presidente para América Latina de Prologis, fideicomiso de inversión en bienes raíces líder y administrador de inmuebles industriales de Clase-A en México, puntualizó que durante todo 2022 “la demanda superó la oferta en más de 20 por ciento”, y previó para 2023 que la manufactura orientada a la exportación se acelerará por la integración de las cadenas de suministro y el nearshoring, a pesar de la incertidumbre mundial.

Explicó que el catalizador más fuerte para la demanda de espacios es el nearshoring, en especial en la frontera, aunque en Guadalajara, Monterrey y CdMx “se está limitando la disponibilidad” a alrededor de 2 por ciento. “Creemos que nuestros clientes se verán beneficiados por el resurgimiento de México como centro manufacturero gracias a sus costos competitivos y calidad en cuanto a mano de obra y su proximidad a Estados Unidos”.

En su análisis, Carlos Capistrán apuntó que los factores que favorecen a México para el nearshoring son la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China, la pandemia de covid, el conflicto entre Rusia y Ucrania, la ubicación del país, el T-MEC, la fuerte base manufacturera, la estabilidad macroeconómica y política, la fuerza laboral más o menos calificada y los salarios relativamente bajos.

Claro, también hay preocupaciones que Bank of America sintetiza con la dudas por parte de las empresas “sobre la disponibilidad (y confiabilidad) de suficiente energía eléctrica” en México en los próximos años para apoyar un auge manufacturero, la insuficiente infraestructura, la inseguridad y la violencia y el estado de derecho. “Mantener un marco macroeconómico y político estable también es muy importante, pero es algo que será un desafío en los próximos trimestres dada la proximidad de las elecciones presidenciales (mediados de 2024) y la polarización política en curso”.

jesus.rangel@milenio.com