Me gusta tomar fotos y disfrutar de la lectura de un buen libro con una taza de café.
Por eso, me pasé la mañana del domingo en una librería. En uno de esos espacios culturales grandes y hermosos que ofrece la ciudad para los interesados en pasar un rato pensando.
La librería me invitó a pasearme por los estantes. Me encontré con un libro de Sergio Pitol cuyo título, no solo me llamó la atención sino que me atrapó. Me identifiqué de inmediato en el gusto y el interés compartido por la literatura inglesa. Adicción a los ingleses, es un libro de ensayos que trata sobre la vida y la obra de diez novelistas británicos. Lo compré. Me dirigí a la cafetería, pedí una taza de café americano y comencé a hojear el libro. Revisé el índice, toqué la portada, leí la contraportada y el reverso del libro.
Tuve la oportunidad de elegir por dónde comenzar la lectura, pero sin dudarlo ni un instante, decidí comenzar por «Flush» el ensayo de Pitol dedicado a Virginia Woolf. De repente, sentí que tenía varias preguntas, el escrito me interpelaba y, de pronto, imaginé que Sergio se encontraba ahí en la cafetería y que se sentaba a dialogar conmigo sobre su ensayo. ¡Vaya fantasía!
Hola, Sergio, lo salude y empezamos a platicar. Como dices en tu ensayo, para hablar, brevemente, sobre un texto de Virginia Woolf requerimos adentrarnos en su tiempo y espacio vital. ¿Qué tal si viajamos al Londres a principios del siglo XX para sentir su ambiente y escuchar las conversaciones, asistir a las fiestas, caminar por los jardines para pensar, asistir a conferencias para ver y escuchar las propuestas de Una habitación propia?
¾ Sí, lectora, hay que viajar con la imaginación al pasado para comprender la época. Los años veinte marcaron la tendencia hacia lo moderno y lo sencillo que se reflejaba en diversos ámbitos de la vida cotidiana. En el año de 1922 se gesta una revolución literaria tanto en Irlanda como en Inglaterra con la aparición de al menos tres libros fundacionales: El Ulises de Joyce, La tierra baldía de Elliot y El Cuarto de Jacob de Virginia Woolf. Este fue el último punto de partida en el cual Woolf comenzó a desarrollar las técnicas literarias que la llevarían al pleno uso del monólogo interior y al flujo de conciencia en sus grandes obras, La señora Dalloway , Al Faro y Las Olas.
Así, llegamos a la casa de Virginia la encontramos sentada en un cómodo sillón. La vemos con su cuaderno sobre las piernas y un lápiz en la mano a punto para escribir sobre las aventuras de Flush, el cocker spaniel, de la poeta Elizabeth Barret Browning.
¾ Sergio, ¿qué nos aportó Virginia en específico en el género de la biografía?
Su novela Flush (1933)fue para ella un divertimento, un descanso del esfuerzo realizado en Las Olas (1931). Virginia tiene cincuenta años.
¾ L. ¿Flush es la biografía de un perrito? ¡Ajá! La hija del reconocido biógrafo, historiador, y novelista se permitía escribir sobre la existencia de la mascota capaz de «captar las emociones humanas». ¿Podríamos decir que Virginia rebaso los límites vitales de la biografía? Se puede decir que ella fue más allá de su padre en el tratamiento del género biográfico.
¾ S. Sí. Al menos, tanto en esta novela y también en Orlando, que se puede considerar como una biografía de la humanidad porque el tiempo se extiende a lo largo de varios siglos, de una historia de vida. Las Olas, tiene como límite temporal la eternidad. En la obra de Woolf hay todo un manejo del tiempo.
«Las Olas abarca todo el tiempo (el pasado, el presente y profetiza el futuro) comprende también el recorrido de cada ola y en el conjunto de las olas: el día y la noche, las cuatro estaciones, el ciclo alternativo de la marea, el tiempo presente y el tiempo recordado, la insistencia en el ciclo de la vida humana (infancia, juventud, madurez y vejez). Los que viven en Londres, describen el paso de las horas del día».
¾ L. Sergio, ¿qué nos dices de, La señora Dalloway, ahora que ha cumplido cien años de su publicación?
¾ S. Woolf utilizó el monólogo interior y una narrativa fragmentada para capturar la fluidez de la conciencia. Por ejemplo, en La señora Dalloway, (1925) los instantes de percepción intensa revelan «modos de ser» o verdades subjetivas profundas.
¾ L. Sí en La señora Dalloway el tema de la fiesta es relevante. Clarissa, la protagonista de esta narración sale para comprar de las flores ella misma. En la fiesta reune a los invitados que pertenecen a su presente y pasado. ¿Quién no se ha sentido Mrs. Dalloway en algún momento de la vida? Y, la película de Stephen Daldry (2002) Las horas, se inspiró en el libro homónimo publicado en 1998 por Michael Cunningham, quien a su vez, había escrito su obra para homenajear a la autora inglesa y a su novela, La señora Dalloway. De regreso a la librería después de este intenso viaje continuamos platicando.
¾ S. Virginia formó parte del grupo de Bloomsbury que incluía a escritores notables, entre ellos su gran amigo EM Forster, autor del libro, Pasaje a la India. Su ambiente literario fue muy fructífero. Por otra parte, la entrada de la subjetividad al campo de las letras fue extensiva en otros escritores interesados en profundizar en el momento. Henri Bergson en El tiempo y el libre albedrío, Proust en La Recherche. Todos ellos se centraron en explorar el «instante fugaz que puede contener todo el pasado y en cómo lo personal es clave en la construcción de sentido».
¾ L. Así es Sergio. A través de su obra Woolf nos comparte su visión de la literatura, sus preocupaciones y las problemáticas de su época, la desolación que dejó la Primera Guerra, la importancia para las mujeres de trabajar y cobrar por su trabajo para contar con una economía personal que les permitiría lograr el ejercicio de su libertad.
Como señalas en tu texto, Woolf polemizó la escritura novelística. Criticó a algunos de sus antecesores que fueron escritores famosos como por ejemplo HG Wells, John Galsworth y Arnold Bennett señalando que su intenso esfuerzo por hacer «que lo trivial y lo transitorio pareciera verdadero y perenne» se alejaban de la mirada interior.
Para ella, en cambio «la vida se presentaba como un halo luminoso, una envoltura que nos rodea desde el inicio hasta el fin».
Para Woolf importó el instante, el tiempo, el monólogo interior, el estilo inderecto libre, técnicas narrativas innovadoras y creativas con las que destacó. Se detuvo en el detalle, de manera parecida a ese brillo en la nariz en el que nos atrapa el deseo según Freud y Lacan.. Tratar el momento único y personal como si fuera el Universo mismo. Disgregar lo que está unido, devolver las partículas a la unidad para que la mirada del novelista pueda ver la parte y el todo.
Como señalas, para tomar el desafío de su propuesta ella se planteó retos. Por ejemplo, escribió Kew Gardens que es un texto fundamental en su obra.
«¿Qué es Kew Gardens ? Es un conjunto de manchas de color oscilantes bajo juegos de luz, el reflejo de un extraviado hilo de sol en una gota de rocío, el aleteo blanco y azul de una mariposas».
Sin embargo, en 1941, Virginia se suicidó. Tenía cincuenta y nueve años. Un suicidio es un enigma. Se dice que es un acto dirigido al Otro, pero realmente, es incomprensible. «El esfuerzo empleado en algo que nunca la satisfizo por completo, la atmósfera social, la guerra, el miedo a la locura terminaron por destruirla.»
Sergio, leí tu ensayo con enorme interés, me cautivó tu escritura. Flush es el punto de partida y el pretexto para transitar por la vida y obra de Virginia Woolf. Sin embargo, me deslumbró el final porque me parece un momento epifánico o la otra historia en términos más modernos. Concluyes con las palabras que E.M. Forster dedicó a su gran amiga Virginia Woolf, con ellas perfila su vida y su muerte.
«Nuestra deuda hacia ella, en parte, es esta, nos recuerda la importancia de las sensaciones en un mundo que practica la brutalidad mientras elogia los ideales.»
* Entre cuento y ensayo. Homenaje por los cien años de la publicación de La señora Dalloway.
* Zakie Smeke, Doctora en filosofía política, maestra en periodismo y psicoanalista.
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