La gran exposición en Roma dedicada al célebre artista del Renacimiento, Rafael Sanzio (Raffaelo) es un magnífico evento cultural de este año. La exhibición fue cerrada en marzo debido a la pandemia, pero se reabrió del 2 de junio al 30 de agosto de 2020.
Concebida en ocasión de los 500 años de la muerte del pintor (1483-1520) en los prestigiosos espacios romanos del Palacio del Quirinal, Scuderie del Quirinale, con 70,000 entradas vendidas, mientras Italia avanza hacia eso que llamamos ‘nueva normalidad’, la muestra se pasa a la escena virtual para traernos la gran obra de Rafael a casa.
Esta Passegiata in mostra o paseo por la exposición se articula en torno a una experiencia central que consiste en un vídeo de 13 minutos con comentarios en italiano e inglés.
¿Qué ha sucedido con el clasicismo después de Rafael, su máximo representante?
Según Hauser, se puede hablar de un arte clásico como dimensión estilística colectiva. El rigorismo formal en su esplendor ha sido una fuente de seducción para movimientos breves, pero nunca ha vuelto a predominar nuevamente.
El arte corresponde a su tiempo, para la sociedad renacentista, bajo el periodo de Julio II (1503-1513), conocido como “El papa guerrero”, gran mecenas de las artes, quien protegió, entre otros, a Rafael, y le encargó pintar su primer retrato.
Tanto en la vida como en el arte los ideales a alcanzar en este período histórico están marcados por el dominio de sí, la represión de los afectos, la sujeción de la espontaneidad, de la inspiración.
La subjetividad se enfoca en alcanzar los ideales, se impone el sacrificio personal, lo que importa es seguir la normatividad, la disciplina. “El despliegue de los sentimientos, las lágrimas y los gestos de dolor, el desmayarse, en la impotencia, el retorcerse las manos, en resumen: toda la emotividad burguesa del gótico tardía desaparece de arte en el Renacimiento pleno”. (Arnold Hauser Historia social de la literatura y el arte, Debate, 1998.)
El niño prodigio de Urbina, con solo 25 años, pintó una de sus obras maestras, La escuela de Atenas. ¿Cómo se ha interpretado esta famosa pintura a lo largo del tiempo? ¿El fresco invita a mirar desde nuevas perspectivas? Esta es una de las pinturas más destacadas del artista que decoran las cuatro habitaciones o salas situadas en el segundo de las Estancias de Rafael, ubicadas en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano.
La pintura muestra a los filósofos, científicos y matemáticos más importantes de la época clásica. Platón y Aristóteles se encuentran en el centro de la composición, alrededor del punto de fuga. Platón sostiene el Timeo y Aristóteles: La Ética a Nicómaco. Ambos debaten sobre la búsqueda de la verdad y hacen gestos que se corresponden a sus intereses en la filosofía: Platón señala el cielo, el mundo de la idea; mientras que Aristóteles, la tierra, haciendo referencia a su realismo sustancial racional teleológico. Rafael para retratar a Platón eligió el rostro de Leonardo da Vinci por quien sentía un gran respeto. Heráclito fue representado con los rasgos de Miguel Ángel.
Cuando el papado le encargó la realización del ciclo en Las Estancias sobre el propio muro, el pintor va a representar el saber de su época, recurriendo, como es típico en el Renacimiento, al conciliato, es decir, unir lo cristiano con lo pagano, colocando esta escena frente a “La disputa del Sacramento” la primera de sus obras en las Estancias con la que inaugura una nueva manera de narrar.
De esta manera, deberíamos entender la obra como una reflexión sobre la filosofía y la razón como fuente de sabiduría que unida a la religión daría el prototipo del renacentista, “un humanista cristiano que vive en un nuevo clasicismo”.
Una Edad de Oro que quiso imaginar el Cinquecento, momento de esplendor y optimismo en donde Roma (ahora papal) renacía de sus cenizas, con la figura del hombre asimilada a lo divino en la tierra (antropocentrismo cristiano).
Por otra parte, Rodolfo Papa recuerda lo que él llama la “mayor obra maestra” de Rafael, la “Transfiguración” de la Galería de Arte del Vaticano. Esta es la obra que el Maestro pintó durante sus últimos días de vida y la tuvo en la habitación en la que respiró su último aliento. “Es una pintura consoladora porque muestra el camino: en el momento de necesidad, dificultad, tribulación, oscuridad”, la esperanza se convierte en la luz de la Transfiguración”.
De ahí que podemos argumentar, que el arte no solo nos ofrece una visión social, una orientación del gusto de determinadas sociedades, sino que, también, nos ayuda a explorar nuestros miedos y sentimientos con relación a las realidades que nos circundan. Así en el arte del Renacimiento vemos una participación de la burguesía y de la Corte para crear una visión del mundo y del arte que tienen su origen en la vida ciudadana.
Los restos del célebre pintor de Urbina reposan en el interior del grandioso Panteón de Agripa, siguiendo sus propios deseos, en el interior de una tumba diseñada por él mismo, pero construida por su discípulo, el escultor Lorenzo Lotti, en el altar de la Madonna del Sasso.
“Cuentan las crónicas de la época que un cortejo de cien antorchas acompañó el sepelio en el Panteón de Roma, un honor nunca antes concedido a otro artista. Pietro Bembo escribió su epitafio: Aquí yace Rafael; la naturaleza tenía miedo de ser vencida por él cuando vivía y temía morir si él moría”.
¡Qué importante es cuando las ciudades rinden tributo a sus artistas y autores! Es necesario que se conserve la memoria cultural, que se transmita el legado artístico a las nuevas generaciones. Es, de alguna forma algo no solo necesario, sino que conlleva una gran responsabilidad en términos de cultura.
¡Una rosa roja, cada día, todo el 2020, en la tumba del célebre pintor Rafael Sanzio en el Panteón de Roma!
*Doctora en Filosofía Política
Maestría en Periodismo Político
Psicoanalista
https://twitter.com/z_smeke?lang=es