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El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, difundió la estrategia de movilización de financiamiento sostenible esto con el objetivo de dar a conocer como se llegará al objetivo de llegar a la meta de 15 billones de pesos a 2030, que representa 46 por ciento del Producto Interno Bruto.

En esta estrategia se presume como un logro la emisión de bonos sostenibles que se pueden convertirse en el potencial de financiamiento para inversión y proyectos de infraestructura por 174 billones de pesos. Algo sorprendente, porque esto deberá ser un estimado de crecimiento económico del país en los próximos años por encima de dos dígitos.

De acuerdo a la SHCP, la estrategia incluye tres pilares y líneas de acción, como son la creación de instrumentos innovadores de financiamiento sostenible; financiamiento para micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales en esta administración no han recibido el apoyo suficiente siquiera para subsistir. Y por supuesto, los temas recurrentes pero poco cumplidos, como es el aseguramiento climático y fomentar una perspectiva de género en el sistema financiero mexicano.

A esto se agrega otro objetivo muy de la 4T, que se escribe y escucha bien pero nadie entiende como la “la transición justa” en México.

Se debe reconocer el optimismo de Rogelio Ramírez y sobre todo que este optimismo busca resolver y atender muchos problemas que durante años han impedido el desarrollo económico equitativo y de género, algo que de cumplirse podría poner a México en el lugar que le corresponde en el mundo como una de las 10 economías más importantes.

El problema es que estos objetivos chocan con la realidad, hasta el momento, esta administración federal poco se ha preocupado por fortalecer los sectores productivos y casi nada en el desarrollo de las medianas y pequeñas empresas, ya que la banca de desarrollo, Nafin y Bancomext, no tienen un presupuesto destinado específicamente a este nicho o si existe no hay la viabilidad para que estas empresas puedan adquirir el crédito.

Esto ha impedido que se establezcan verdaderas cadenas productivas, donde el micro y la pequeña empresa puedan enlistarse, lo que impide su crecimiento.