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NÚMERO CERO/ EXCELSIOR

El gobierno de la 4T trae el casco abollado por el descalabro de la justicia y la seguridad en el país. Para superar el bache, pisa el acelerador de la reforma eléctrica que relance su legitimidad en una batalla en varios frentes, uno de ellos, el externo con EU, que además le imprime un sello de gesta nacionalista. El momento es propicio porque los cambios en la geopolítica mundial le abren una ventana de oportunidad a su promesa de rescatar a la CFE y la autosuficiencia energética, que se debate en el Congreso, tras languidecer casi un año atorada en la Corte.

EU lleva un año de esfuerzos disuadiendo a López Obrador de la reforma con advertencias como la pérdida millonaria de inversiones o sanciones por violar las obligaciones del T-MEC, pero ninguna ha hecho diana. El último intento del encargado de la Casa Blanca para el Cambio Climático, John Kerry, tampoco obtuvo éxito ante la mayor fuerza negociadora de México por el descontrol del mercado energético mundial.

Con la reforma hay mucho en juego porque es un mercado que vale más de 400 mil millones de pesos anuales. Para el gobierno es urgente demostrar capacidad de sacar adelante su programa como mensaje a sus bases hacia la revocación de mandato y las elecciones estatales de este año. La última tentativa se libra, al mismo tiempo, en el Congreso y en la Corte, en uno u otro sitio deberá resolverse justo después de la consulta. La fecha es clave porque el revocatorio podría exhibir averías en la maquinaria de Morena para movilizar a las urnas por el deterioro de las expectativas ante el aumento de la inflación y la falta de resultados en la inseguridad y el bache de la justicia.

La reforma eléctrica, que devuelve el monopolio eléctrico a la CFE, es una catapulta para salir del atolladero de los escándalos del fiscal Gertz con la justicia, las disputas internas como revelan su affaire con el exabogado de Palacio Nacional, Julio Scherer, y las secuelas de las acusaciones de corrupción en el entorno familiar del Presidente. Ahora, la desestabilización del mercado energético mundial por la guerra en Ucrania le ofrece mayor fuerza para resistir presiones externas, cuando EU busca alternativas en la región para sustituir el petróleo y el gas ruso, incluso con su acercamiento a Venezuela.

El Presidente, por ejemplo, en su reunión con Kerry se negó a hacer cambios a la reforma y también a crear un grupo para supervisar la negociación en el Congreso. Kerry no pudo llevarse nada más que observar el proceso legislativo, donde todavía podría modificarse la propuesta. Ante el desacuerdo, Kerry cuidó de traducir su preocupación en confrontación, y postergar el choque al litigio internacional en los paneles del T-MEC.

El endurecimiento del gobierno de Biden parece rebajarse. La energía es vital para la competitividad del bloque de Norteamérica y manzana de la discordia de empresas europeas, canadienses y estadunidenses por un mercado que crece tres puntos por encima del PIB. De todas formas, la cancelación de contratos sin indemnización, como declaró López Obrador, obliga a EU a salir en defensa de sus empresarios, aunque no es el mayor inversor extranjero en el sector. Deja abierta la puerta a demandas millonarias –algunos las ponderan en 800 mil millones de dólares– en tribunales internacionales para obligar al país a pagar por incumplimientos con las reglas y garantías del T-MEC.

Pero eso no arredra al gobierno para aprovechar la oportunidad de relanzar su proyecto insignia, sobre todo, hacia la sucesión presidencial. El compromiso con energías limpias, aunque la reforma camina en sentido contrario, puede ayudar a despresurizar la votación en el Congreso, donde le faltan 50 votos para lograr la reforma. Algo que resultaría innecesario, si consigue antes los cuatro votos en la Corte para librar la ley eléctrica de los amparos que la atan hace un año. Este apunta a ser el camino más fácil para la 4T, debido a las reticencias de la oposición de avalar una reforma que desplome sus expectativas en las elecciones estatales, principalmente del PRI que está en riesgo de quedarse con sólo una o dos gubernaturas en todo el país si Morena le tuerce la mano para votarla.

Pero hoy, la 4T podría decir que nunca la ha visto más cerca…