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Por Javier Divany

 

¿Quién es la víctima?

El paso del huracán Otis es considerado la peor tragedia ocurrida en el puerto de Acapulco, en el estados de Guerrero, aunque no en víctimas mortales, si en daños materiales, donde ningún hotel, ningún restaurante o vivienda se salvó.

Pero ¿quién es la víctima?

Se calcula en un millón los damnificados, quienes padecen de las necesidades más elementales como alimentos y agua, así como de la pérdida de sus bienes inmuebles y enceres domésticos, y en muchos casos la falta de electricidad.

La reacción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue y ha sido tardía, antes y después del huracán Otis, a pesar de que el Sistema Meteorológico Nacional advertía 24 horas antes de la peligrosidad del fenómeno, así como de su rápido avance y alto impacto que tendría en Acapulco.

Otis tocó tierra, destruyó, causó víctimas mortales, heridos y desaparecidos, acabó con Acapulco. No hay palabras ante la naturaleza, nadie puede contra ella.

Lo que sí es lamentable es que el gobierno no cuente con un sistema preventivo anticiclónico, anti-terremotos y anti-fenómenos naturales en las zonas de más alto riego en el país, que permitan actuar de inmediato, tanto a las secretarías de Estado como a la población para restablecer rápido los daños. Protección Civil Nacional es obsoleta, Plan DN-III es obsoleto y gobierno federal es obsoleto en la prevención.

Ya ni hablar de Fonden, Fondo de Desastres Naturales que desapareció el Ejecutivo a la llegada de su gobierno.

Pero efectivamente, la reacción fue tardía y sigue siendo lenta por parte del gobierno federal, desordenada e incluso hasta intolerante en algunos casos por el actuar de las fuerzas armadas, quienes pretenden controlar todo sin que permita actuar a la sociedad civil.

La victima de todo esto es ahora y se dice, Andrés Manuel López Obrador, quien no ve lo duro sino lo tupido, tras las críticas de la prensa, de los analistas, de la sociedad y de la oposición, por su mal actual ante esta tragedia, tal y como lo ha hecho a lo largo de 5 años de gobierno.

López Obrador no se ha dedicado a gobernar, sino a hacerse campaña y defenderse de las críticas, su protagonismo lo lleva sólo a exhibirse. El no ve por pobres, clase media o ricos, pues lo único que ha logrado ante ellos es dividirlos.

Al presidente le gana el protagonismo, le gusta la exhibición, quiere seguir en campaña, quiere ser el único que dirija y mande, “nadie por encima de él, ni nadie por debajo de él”. Él es quien debe lucir ante cualquier hecho, en la televisión, en sus mañaneras y que sus palabras solo sirvan para reprochar a la mafia del poder o a los fifís.

Lo que si deben saber los acapulqueños, es que el presidente de todos los morenistas (porque él solo gobierna para Morena y aliados del PVEM y PT), es que no quiso aflojar un solo centavo de sus ogras faraónicas.

Ordenó a su coordinador Ignacio Mier (aspirante al gobierno de Puebla) que por ningún motivo le quieten un solo peso a sus proyectos de Tren Maya, refinería Dos Bocas y el Transoceánico, entre otros, porque este último año de gobierno debe entregarlos.

¡Ah!, pero eso sí, ordenó que sin piedad ajustaran cinturones en el Presupuesto de Egreso de la Federación, al Poder Judicial (SCJN con quien trae gran pleito), al Poder Legislativo (Cámara de Diputados y Senadores) así como a órganos autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE) e Instituto de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), con quienes también trae gran pleito.

Sin duda, la víctima es Andrés Manuel López Obrador, quién a través del Poder Ejecutivo (las mañaneras), de todo el poder del Estado (glogueros) y del poder en toda la extensión de la palabra (medios pagados y dependencias), ahora se hace la víctima de los ataques de la oposición y de quienes no piensan o actúan como él.

Los damnificados de Acapulco tendrán que esperar la lentitud del actuar gubernamental, la apatía del presidente y la liberación del dinero para restablecer los daños, y ojalá sea pronto por el bien de los hermanos acapulqueños quienes no se olvidarán en las próximas elecciones del 2024.

@javierdivanybz