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* Se presentó el libro María García, esta soy yo, de la periodista Norma Inés Rivera; participaron Antonio Caballero y Alberto Carbot

En la Fundación Héctor y María García de la Ciudad de México, la periodista y escritora Norma Inés Rivera –en compañía del destacado fotorreportero Antonio Caballero y el periodista Alberto Carbot–, rindieron un emotivo homenaje a María García. Con palabras cargadas de admiración y respeto, evocaron su trayectoria y legado, destacando su valentía, innovación y compromiso con el empoderamiento de las mujeres en un ámbito dominado por hombres.

Antonio Caballero aseguró que fue destacable el talento de María García como modista y diseñadora y laboratorista, aunque fue la fotografía, de la mano de Héctor García, la que se convirtió en su verdadera pasión.

La periodista y escritora Norma Inés Rivera inició su intervención con una pregunta que le habían hecho en una entrevista el día anterior: “¿Por qué nace este libro sobre María García? –me preguntaron–. Mi respuesta fue contundente: Porque María se lo merece”. Con estas palabras, la autora dejó claro su profundo respeto y admiración por María García, no sólo como profesional, sino también como mujer y artista.

El evento, efectuado en la Fundación Héctor y María García, contó con la presencia de la protagonista, quien, al finalizar la presentación, exclamó: “Estoy muy feliz y contenta de ver que han venido a escucharlos, a ver el libro y a estar conmigo. Muchas gracias”.

Junto a ella, la autora del libro, Antonio Caballero y Alberto Carbot compartieron sus perspectivas y experiencias relacionadas con la obra y la trayectoria de la fotoperiodista.

La escritora y periodista Norma Inés Rivera, el fotorreportero Antonio Caballero, María García y el periodista Alberto Carbot

María nació en Irapuato, Guanajuato, y desde los seis meses de edad sus padres la trajeron a residir a la colonia Pensil en Ciudad de México, a los seis meses de edad. Esta colonia, originalmente un área de casas de campo con jardines de estilo europeo para familias adineradas, conserva vestigios de su pasado, como un muro con la inscripción “El Pensil Mexicano”. María creció en un ambiente tranquilo y familiar, con frecuentes visitas de parientes maternos.

Estas visitas, con el tiempo, causaron tensiones que llevaron a la separación de sus padres. A pesar de esto, María mantuvo una relación cordial con su padre hasta su muerte. Posteriormente, se mudaron a la colonia Guerrero, donde vivían otros miembros de su familia.

Rivera recordó los primeros años en que la conoció, hace ya cuatro décadas. Mencionó que desde su juventud ella se destacó como una mujer tenaz y dedicada, lo cual la llevó a asumir la responsabilidad del revelado fotográfico, una tarea que comenzó por necesidad y que terminó dominando a la perfección al lado de su esposo, Héctor García, el laureado fotorreportero, que este mes es recordado con homenajes en todo el país, al conmemorarse el centenario de su nacimiento.

La autora narró cómo María García, al notar la creciente cantidad de negativos que llegaban a la agencia García Foto Press, decidió tomar la iniciativa y comenzar a revelarlos ella misma. Su trabajo fue tan impecable que su esposo le confió por completo esta delicada tarea. “Pero María no se limitó solo al revelado. En los tiempos de espera, su creatividad la llevó a experimentar con técnicas fotográficas, dando origen a las Marigrafías, una creación única que Héctor comparó con los Rayogramas del estadounidense Man Ray –cuyo nombre real era Emmanuel Radnitzky–, conocido por su trabajo en diversas disciplinas artísticas, como la pintura y la escultura y creador de este tipo de imágenes que elaboraba colocando objetos directamente sobre papel fotográfico sensible y luego exponiéndolos brevemente a la luz”. Además, destacó su habilidad como retratista, capaz de capturar el alma de sus sujetos, desde Lupe Marín hasta Octavio Paz y Elena Garro.

La autora compartió anécdotas personales, recordando cómo ella, con su cámara en mano, capturaba la esencia de los momentos. También resaltó su papel pionero como fotorreportera y su faceta como feminista, el de “una mujer que corría detrás de la noticia en una época en que el mundo del fotoperiodismo estaba dominado por hombres. María, con su valentía y determinación, abrió camino para muchas otras mujeres en el campo de la fotografía. Ella luchó por los derechos de las mujeres mucho antes de que el término feminista se popularizara. María, con su ejemplo y determinación, inspiró a muchas mujeres a seguir sus pasos y a no dejar que nadie les cortara las alas”, dijo.

Hacia el final de su intervención, Rivera recordó las palabras de Héctor García, quien siempre reconoció el papel fundamental de su esposa. Señaló que “sin ella, Héctor no hubiera sido el icónico fotógrafo que llegó a ser. María no solo fue su compañera y apoyo, sino también la administradora y guardiana de su legado”.

Luego citó al periodista y escritor ya desaparecido Roberto Vallarino, quien elogió la habilidad de la homenajeada para trascender en la fotografía como reportera y adentrarse en el mundo del arte fotográfico.

“A María debido a sus inicios como reportera gráfica, el tiempo la ha llevado a encontrar los valores plásticos del arte fotográfico y profundizar en ellos, para obtener resultados verdaderamente dignos de elogio y atención. Su trabajo reporteril la condujo al ámbito en el cual la fotografía pasa de la frontera del mero registro de lo cotidiano y accede a los linderos de la magia”.

Finalmente, cerró su emotiva participación, con una frase que resonó en el corazón de todos los presentes:

“María me dijo una frase que quiero repetir y quiero que no se olvide, sobre todo porque aquí hay muchas mujeres:
–Yo no dejé que me cortaran las alas. Entonces, no dejen que les corten las alas, por favor”.

Antonio Caballero: El legado inquebrantable de María García

Al tomar la palabra, Antonio Caballero –figura icónica en el mundo del fotoperiodismo en México, con amplio reconocimiento internacional–, con voz cargada de nostalgia agradeció a los presentes por acompañarlos a rendirle homenaje a María García. Luego se remontó a los años 50, y evocó el contexto de la época, cuando diversas agrupaciones de fotógrafos varones dominaban el panorama. Fue el propio Caballero quien la propuso para integrarse a una de estas organizaciones, “enfrentando la resistencia de un mundo predominantemente masculino. Tras intensos debates, María fue finalmente aceptada, marcando un hito en la historia del fotoperiodismo mexicano”.

Recordó la llegada de María García a la vecindad Carlos J. Meneses 201, en la colonia Guerrero de la Ciudad de México. “En ella destacaba su carisma y belleza que cautivaban a todos”, dijo y mencionó también su talento como modista y diseñadora “aunque fue la fotografía, de la mano de Héctor García, la que se convirtió en su verdadera pasión”. Caballero describió con detalle los desafíos técnicos de la época: la preparación manual de químicos, el uso de cámaras de placas como la Speed Grafic y el meticuloso proceso de revelado. Resaltó la dedicación y esfuerzo que ella ponía en cada paso, desde la captura de la imagen hasta la entrega final de las fotografías impresas a los periódicos.

Su relato también abordó la evolución en el equipo fotográfico con el que trabajaban, desde la adquisición de una Feedback 120 hasta la anhelada Rolleiflex. A través de estas anécdotas, describió el compromiso y la pasión de ella por su trabajo, así como la estrecha colaboración con Héctor García, su maestro, quien confiaba plenamente en su habilidad y dedicación.

Luego, dejando en el aire una sensación de profundo respeto y admiración por María García, destacó sus viajes alrededor del mundo, su habilidad para retratar a personalidades famosas y, sobre todo, su compromiso con el empoderamiento de las mujeres. Su crónica no solo rindió homenaje a una gran profesional, sino que también rescató la memoria de una época y de los desafíos que enfrentaron los pioneros del fotoperiodismo en México.

Reiteró: “María, más que una fotógrafa, ha sido una luchadora feminista, y su legado ha quedado de manifiesto en el libro de Norma Inés Rivera.

Alberto Carbot: María García, esta soy yo, ejemplo del periodismo sin estridencias.

En su oportunidad, el periodista Alberto Carbot, inició su intervención rememorando la larga amistad y colaboración con la pareja. Esta relación, según Carbot, comenzó con el libro Pata de perro, escrito por Norma Inés Rivera y culminó con la obra María García, esta soy yo, que es más que un libro, es una conversación íntima entre dos amigas.

Destacó la importancia de María García en el mundo del fotoperiodismo, especialmente en una época donde las mujeres eran a menudo marginadas en este ámbito. A través de su carrera, ella desafió las convenciones, dejando un legado que abarca desde retratos cotidianos hasta sus innovadoras Marigrafías.

En el evento -donde enfatizó la presencia de Antonio Caballero, su gran amigo–, Carbot resaltó la relación profesional entre el propio Caballero, María y Héctor García, y cómo se convirtió en discípulo y sucesor de su maestro y en uno de los fotógrafos más importantes de México Hizo hincapié en el cambio de percepción hacia los fotógrafos, quienes anteriormente eran vistos como un oficio menor dentro del periodismo. Sin embargo, con el tiempo, se les comenzó a reconocer como “fotorreporteros”, ubicándolos al mismo nivel que los periodistas.

Carbot aseguró que el libro, escrito por Norma Inés Rivera es un homenaje a María García y su contribución al mundo de la fotografía. “A través de sus páginas, se ofrece una visión profunda de la historia de las mujeres fotógrafas desde el siglo XIX hasta la actualidad, resaltando figuras como a la británica Anna Atkins y la estadounidense Julia Margaret Cameron”.

Mencionó a las fotógrafas latinoamericanas Marta María Pérez Bravo y Graciela Iturbide y a la italiana Tina Modotti. El compromiso de María García con la fotografía y su esfuerzo por preservar el legado de Héctor García fueron temas recurrentes en la relatoría de Carbot. Subrayó que “a pesar de las dificultades, ella ha trabajado incansablemente para mantener viva la Fundación, un valioso recurso para la fotografía mexicana”.

Poco antes de concluir su intervención, reconoció la importancia de valorar y celebrar la contribución de las mujeres a la fotografía. Mencionó que, a pesar de los avances tecnológicos y las nuevas plataformas, aún queda mucho por hacer para asegurar que el trabajo de las mujeres fotógrafas sea reconocido y valorado. El libro María García, esta soy yo escrito por Norma Inés Rivera, “refleja el sentido de lo que debiera ser el verdadero periodismo, alejado de estridencias y del ego. A diferencia de aquellos periodistas que buscan el protagonismo, ella realza la voz de sus entrevistados y el lector siente que está sentado frente a la propia María García. Se trata de una conversación íntima, sincera y sin pretensiones. El talento de la periodista radica en su capacidad para acercarnos a su personaje”, aseguró.

Sus palabras fueron un recordatorio de la importancia de reconocer y celebrar el trabajo de las mujeres en este campo. De manera sincera, Carbot reconoció la pasión, dedicación y contribución de María García al mundo de la fotografía, reflejado en el libro que próximamente estará disponible en la plataforma Amazon, en su versión impresa y electrónica.

FOTO PRINCIPAL: El periodista Alberto Carbot mencionó que, pese a los avances tecnológicos, queda mucho por hacer para que el trabajo de las mujeres fotógrafas sea reconocido y valorado.